Entrevista a Antonio Licerán: “Me considero un pintor emocional”
El artista aguileño expone su última obra en el restaurante La Veleta
Desde el martes, 21 de marzo, llenarán las paredes del restaurante La Veleta las acuarelas del artista aguileño Antonio Licerán. En esta exposición, podrán observar los sitios más bonitos y emblemáticos de la ciudad de Murcia: la Plaza de Santa Isabel, el Malecón, la Plaza de las flores, el río Segura y sus característicos puentes, el Teatro Romea… También se podrá contemplar la Semana Santa aguileña. Todo ello en acuarela y unos 17 cuadros en total.
P.- ¿Cómo es el proceso creativo?
R.- El dibujo previo a lápiz lo suelo hacer muy sencillo y con pocos detalles; eso hace que no me ciña a un esquema de trabajo demasiado estructurado. Prefiero improvisar y reorganizar a mi gusto la composición elegida. Los personajes, así como otros detalles que le dan vida al cuadro, los voy incorporando sobre la marcha en el lugar que quedan mejor.
P.- ¿Quieres con tus obras mostrar un reflejo fiel de la realidad?
R.- No busco la perfección, porque perseguirla me alejaría de la creatividad.
P.- ¿Cómo entiende Antonio Licerán la pintura?
R.- La pintura para mí es una ilusión, y como tal la puedo interpretar a mi manera personal. La interpretación de la realidad para transmitir una emoción…¿habrá algo más chulo que eso? Me considero un pintor emocional. Todo lo que no se haga con pasión en la pintura, no va a tener un resultado bueno. La pintura va a estar vacía, sin fuerza…no va a contar nada. Pablo Picasso decía: “todo lo que puedes imaginar es real”. Y eso es lo bonito de un pintor, poder crear su propia realidad. Cada vez tengo más claro eso que leí un día por ahí: “el arte es la libertad del genio”.
P.- Citando también a Picasso, decía el que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”; ¿cómo te inspiras a la hora de pintar?
R.- Suelo ir a los sitios para tomar mis notas de todo lo que rodea al escenario. Empaparse de ese ambiente, atmósfera y sentir la magia del lugar es algo imprescindible para empezar a pensar una obra. Intento mejorar lo que veo. No copio de una fotografía, aunque si la utilizo algunas veces como referencia en el trabajo de estudio. Además, mi preocupación cuando estoy pintando una acuarela es desnudar y despojar todo lo que no queda bien en la composición. En vez de añadir detalles, lo que hago es quitar…eso es a lo que se le llama “licencia artística”. Mostrar lo esencial es para mí lo más emocionante, pero a la vez lo más difícil. Cuantas menos pinceladas lleve una acuarela, más valor va a tener. Es como jugar al golf, gana el que menos golpes da antes de meter la bola.
P.- ¿Cómo has evolucionado como artista?
R.- Cada vez dibujo menos, aunque siempre parto de una realidad, pero busco más la mancha, el agua corriendo y los pigmentos mezclándose en el papel. La acuarela brinda unas posibilidades alucinantes y hay que entender la técnica muy bien para poder aplicarla correctamente. Es un continuo aprendizaje.
P.- Los que entienden de arte dicen que la acuarela es una de las técnicas artísticas más complicadas. ¿Es así?
R.- He experimentado con muchas técnicas pero me quedo con la acuarela. Es la más difícil con diferencia pero tiene algo que engancha. Te exige rapidez en la ejecución y al mismo tiempo precisión. Has de cargar el pincel con la cantidad exacta de agua y de pigmento, y dejarlo caer en el papel de algodón puro, el cual debe tener el grado de humedad justo para que no quede una pincelada seca ni que corra demasiado sin control…y todo ello con agilidad, instinto e intuición. Dominio de la técnica y capacidad para emocionar, transmitir y apasionar. Pienso que ambos aspectos han de ir de la mano en la pintura.
Por otro lado, recuerda que el blanco más puro y más potente en la acuarela es el blanco del propio papel sin pintar. De ahí la importancia de reservar esos espacios hasta el final sin pintar ningún color encima. De esa manera, al haber colores alrededor, cobrará su sentido cuando esté la obra terminada. Lo puedes observar en este cuadro en las sombrillas, agua de la fuente o toldos (nos cuenta mostrandonos la obra “Plaza de las flores”). Por ahí dicen que en la acuarela no se puede rectificar. Este es un claro ejemplo… si cubres el blanco…adiós blanco.
P.- ¿Cómo hay que acercarse a tu obra?
R.- Un cuadro hay que verlo desde lejos para apreciar el conjunto y desde cerca para observar los detalles más pequeños. Cuantas más veces te detengas e interactúes delante de un cuadro, más rica y profunda será la apreciación que obtendrás de él. Si un cuadro no te dice nada, es que no te gusta. Si te habla y te entretiene y te quedas mirándolo sin prisa y sin poder dejar de hacerlo, ésa es la pintura que tienes que poner en tu casa. Así de fácil. No hace falta ser un entendido de la pintura para saber lo que te gusta y lo que no. Pasa como con el vino.