El mal estado de las playas pone contra las cuerdas a los pueblos del sur del Mar Menor

A día de hoy, buena parte del Mar menor es la triste representación del desastre ecológico provocado por el turismo de masas, pero sobre todo por urbanismo desordenado. Sin embargo, el plan de ordenación que Antoni Bonet Castellana y Josep Puig Torné concibieron en 1961 en este “paraíso” entre dos mares propuso inicialmente un modelo compatible con el respeto al paisaje y a la biodiversidad de la laguna, concentrando la edificación únicamente en puntos concretos.
Con los años todo quedó en “agua de borrajas” y la voracidad especuladora triunfó junto a una agricultura descontrolada.
Esta situación está pasando factura a la imagen de la Región de Murcia, y principalmente afectando a la economía de los pueblos del sur del Mar Menor, yuyas playas están llenas de lodo y fango.
La situación de enclaves como Los Urrutias, Los Nietos, Punta Brava o Estrella de Mar es preocupante al empeorar año tras año. Así, es especialmente significativa, ya que se ven este verano muchas zonas de playa vacías y otras donde el protagonista es olor a “huevo podrido, causado por el ácido sulfhídrico que emana de la descomposición de las algas.
Si es cierto que es desde las administraciones, tanto la central como la regional, se está trabajando de manera incansable, pero los vecinos de tienen la sensación de que algunos lugares ya están en una UCI irreversible y que se ha llegado tarde, una situación que afecta a todos los negocios, desde una tienda de moda a un chiringuito.
Uno de los mayores problemas llega de los vertidos de la rambla del Albujón, que ya ha generado muchas protestas. Pero también, los problemas causados por los propios usuarios, ya que la alta concentración de barcos no ayuda, al generar aceites de motor o gasolina a la laguna, al tiempo que degradan al fondear la posidonia mediterránea.