Y al tercer día… ¡resucitó!

Según los Evangelios, al tercer día, las mujeres fueron a ungir el cuerpo de Cristo, pero hallaron el sepulcro vacío. Unos ángeles las sorprendieron diciéndoles: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”. Cristo había resucitado.
Éste es el fundamento de la fe cristiana, que Dios mismo se hizo hombre y pasados 33 años fue entregado a morir en una Cruz para remisión de los pecados de la Humanidad; pero la historia no acabó en la Cruz, sino que Él venció a la muerte para abrir las puertas de la Vida Eterna a todo aquel que en Él cree.
Los católicos celebran cada año este misterio de la Gracia divina, con una representación icónica por las calles de la localidad. El domingo, 8 de abril, a las ocho de la mañana, la imágenes del Cristo Resucitado y de San Pedro salieron de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen para recorrer las calles Antonio Manzanera, Floridablanca, Castelar, Juan Jiménez Crouseilles, Plaza de España, Conde de Aranda, Juan Carlos I y de nuevo Luis Prieto, para concluir en la Parroquia del Carmen, donde se realizó “el desvelo” de la Virgen de la Esperanza.
Las imágenes de San Pedro y el Resucitado fueron portadas a hombros por los cofrades, en una procesión que finalizó dos horas después en la Iglesia del Carmen. En este templo, el trono que portaba al Resucitado se encontró con el de la Virgen de la Esperanza, en uno de los momentos más emotivos de la jornada. Cabe destacar el seguimiento de los aguileños, que acompañaron a las imágenes en el recorrido. Asimismo, tras el Cristo Resucitado se pudo ver una representación de las cofradías aguileñas y miembros del gobierno local y de la oposición. Con la procesión del Cristo Resucitado se puso punto y final a la Semana Santa aguileña, una fiesta religiosa que año tras año va cogiendo más auge en el municipio.