Gente del Puerto: Juan Vicente Navarro Valverde
Texto de Joaquin Quiñonero Romera
Juan Vicente, nació en Puerto Lumbreras (17/10/1951), en la Plaza D. Juan Carrillo (antigua calle del Moro) junto al Caño. Tuvo dos hijas que le dieron a sus queridos nietos. Ejerció como maestro en el Colegio Público Sagrado Corazón de Puerto Lumbreras. Ha publicado libros de historia “Puerto Lumbreras, siglo XVIII. Aproximación a la mentalidad y costumbres (2001), “Semblanza de la Cofradía de la Virgen de los Dolores” (2004) y “Quince años después” (2006). Como producción poética tiene “Vía Crucis” (2002), “El tiempo que fuimos” (2003), “Las figuras de mi belén” (2004) y “Los Siete Dolores” (2006). En 2008 publicó “Leyendas de Medina Nogalte”, un libro que combina datos históricos con leyenda, magia, poesía y misterio.
Juan Vicente, fue concejal del Ayuntamiento de Puerto Lumbreras de 1979 a 1995. Fue diputado regional en la IV Legislatura (1995/1999) y en la V Legislatura (1999/2003), siendo Secretario Primero de la Mesa de la Asamblea en 1995. Su trayectoria política, fue muy amplia.
Juan Vicente, fue Presidente de la Cofradía de la Virgen de los Dolores, promotor y cofrade de la Hermandad de San Juan. Sus pasiones fueron: la escritura, su familia y sus nietos, así como la Semana Santa lumbrerense, siendo uno de los promotores de ésta en el municipio.
Porque Juan Vicente ha sido siempre así, un obrero incansable. Un ejemplo para todas las personas que lo conocimos, de constancia, tenacidad, y profesionalidad, para desarrollar trabajos de poeta y escritor, historiador e investigador, con la facilidad y sencillez con las que ejerció como padre, esposo, abuelo, familiares próximos, amigos, compañeros y finalmente, como cofrade. Juan Vicente derrochó su energía en distintos frentes de batalla, desde su puesto de trabajo en la enseñanza, desde la política local y regional y, últimamente, desde su tarea de impulso a las procesiones locales de Semana Santa, anticipando su sentimiento de trascendencia a su prematura muerte. Defensor de todo aquello que revertiese en beneficio del Puerto, en su trascendencia más allá de los límites de la localidad, merece sobrado reconocimiento de todos aquellos que hemos tenido la suerte de conocerlo y tenerlo como amigo. Un hombre que, como padre, ha sido querido y admirado, como esposo, fiel y atento, como abuelo, cariñoso y extremado, y, como amigo, sencillo y campechano. Ha sido un profesor de la vida y de la escuela y un entrañable compañero y amigo.