Musulmanes, cristianos y judíos revivieron la historia medieval de Lorca, en el mejor desfile que se recuerda
Más de mil figurantes participaron en este desfile de las tres culturas, que se llevó a cabo por la Avenida Juan Carlos I
El pasado sábado se llevó a cabo en el Gran Desfile-Parada, que hace un guiño a la historia medieval de la Ciudad del Sol entre los años 713 y 1488, a aquellos personajes que marcaron un antes y un después en el devenir de la ciudad.
Antes de comenzar el desfile, San Clemente salió en procesión desde la antigua colegiata de San Patricio en un recorrido que lo llevó por el casco histórico hasta llegar a la Plaza Calderón, donde fue agasajado por la alegría y los bailes del grupo de Coros y Danzas Virgen de las Huertas, que bailó la Jota Lorquina a su pies; a continuación llegó al Ovalo de Santa Paula, Plaza del Óvalo, lugar de salida de la procesión a la que se incorporó más tarde.
Abrió el desfile el Pendón de la Federación, una de las incorporaciones de este año. A continuación, los Bereberes de Campillo, reflejando un momento histórico fechado sobre el año 713. A continuación, Muladíes de Lurqa, los Caballeros del Santo Sepulcro, compuesto por jóvenes de entre 15 y 22 años.
Los siguientes en desfilar fueron los Almohades, cuyo paso por la comarca se remonta a finales del siglo XII.
La mesnada del Infante Don Alfonso siguió a los almohades, significando el paso por capitulación de la ciudad de Lorca en 1244. Cabe destacar que el infante Alfonso, que se convertiría más adelante en Alfonso X el Sabio, lucía la «corona del fecho del imperio’», una réplica exacta de la conservada en la Catedral de Toledo.
El público pudo ver después el paso de Mudéjares de Lurqa y Benimerines, así como a las Damas de Aragón y Bene Levi, el primero de los grupos judíos del desfile, que abrió paso a los elegantes caballeros de Xiquena, un grupo compuesto exclusivamente por caballería, que representa la toma del cercano Castillo de Xiquena en el año 1433.
Llamando la atención por su vistosidad pasaron los Caballeros de la Orden Templaria de San Juan que portaban el Guion Real de Juan II,bordado a mano, con técnicas del tradicional bordado lorquino.
Nuevo estandarte
El desfile continuó centrado en la cultura judía, con Bene Abendanno y Abencerrajes, que abrían paso Bene Aventuriel, escoltando un templete en cuyo interior va la Janucá, gran símbolo de la región judía.
Cabe destacar que el grupo estrenó un estandarte bordado en oro y plata sobre damasco carmesí y cuya configuración recuerda un rollo de Torá.
Y continuaba el desfile. Junto a los Reyes Católicos pudimos ver el Estandarte de Armas de Caballería de los Reyes Católicos, una preciosa réplica bordada en los talleres de Silvia Teruel. La pieza, realizada sobre tejido de damasco carmesí, reproduce en sedas y oro la iconografía heráldica del distintivo de la caballería real que acompañó a Fernando el Católico durante su entrada solemne a la ciudad en el año 1488.
Cerró el desfile el cortejo de San Clemente con la talla del Patrón, acompañada delos 23 miembros del cortejo cardenalicio de la Hermandad de San Clemente. Resaltar las dos piezas que precedieron la imagen, por un lado una réplica de la cruz de cristal de roca de Fernando el Católico del siglo XV, y la corona papal, cincelada a mano sobre plata y metales blancos, bañados en oro y piedras semipreciosas.
Integrantes del Paso Azul
Cabe destacar los 20 componentes de la banda de tambores del Cristo Yacente del Paso Azul, que aconpañaron al grupo de Los Caballeros del Santo Sepulcro, estrenaron vestimenta que incluyó el bordado de las cinco cruces del santo sepulcro en hilo de oro sobre fondo negro.