Feliz Capitalismo

¡Navidad!. Seguramente al leer o al escuchar esta palabra, traslada a la mayoría de personas felicidad, solidaridad, muestras de cariño y afecto, pasar calurosas veladas junto a la familia y amigos y en definitiva un ambiente cordial lleno de alegrías.

Lo que ocurre hoy en día es que la Navidad no es sólo eso, sino que cada vez se le parece menos, ya que estamos bombardeados por la publicidad una y otra vez para fomentar el gasto, utilizando la Navidad como excusa para ello.

La Navidad, que es la fiesta cristiana por excelencia, ya interesa no sólo interesa a los cristianos y católicos, sino que me atrevería a decir que interesa más aún a las empresas que depositan intenciones de aumentar estrepitosamente, durante estas fechas, sus ingresos a toda costa, invirtiendo grandes cantidades en publicidad.

Pero no más lejos de ello, también es la fecha en la que se adquieren más bienes materiales que los realizados durante el resto del año; también los realizados por niños explotados en países lejanos que vienen con el famoso “made in China”, aumentando así en las fechas cercanas a estas fiestas la producción para poder abastecer las necesidades que se crean.

Lo más grave de todo es que mientras aquí, en el primer mundo, derrochamos mucho dinero, el tercer mundo sufre las consecuencias con empresas de nuestro mundo, realizando una política de máximo beneficio sin importar cómo, es decir, practicando una conducta maquiavélica.

Por ello, esta fiesta ha pasado de ser un aspecto meramente religioso y con valores cristianos a poder definirse como un invento empresarial fruto del capitalismo fomentado por la publicidad y asimilado por la sociedad.

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