La malafollá
No acabo de pillar la onda. Por decirlo con elegancia. Acabo de llegar de viaje y no acabo de pillar todavía la malafollá que de algunos aguileños se apodera cuando suceden algunas cosas tan naturales como ver mejorar la vida de otro paisano.
Va a ser cuestión de tiempo. O quizá no, pero es que a mí, que mejore la vida de mi fontanero, de mi mecánico y de mi chapista pues, oye, que me alegra.
Entre otras cosas porque siempre tendré algo para venderle.
Así es el ciclo de la economía local de la que me habla mi amigo Asensio. Si los demás, mejoran , tú mejoras. Si los demás empeoran su situación, todos nos vemos afectados.
Y no sólo en lo económico sino en lo moral, en lo afectivo ; siempre que se tengan los sentimientos mínimos de hermandad que se suele tener en un pueblo mediterráneo como el nuestro. Hasta ahora había predominado esa tónica, si no estoy mal informado.
Por eso me sorprende tanto el malestar en algunos, y la malafollá en otros menos ( en cantidad y calidad , por supuesto ) por la decisión que ha tomado nuestro máximo representante municipal al asignar un sueldo a la otra persona que , desde el lado opuesto , también le dedica un tiempo, la mayor parte del tiempo de su día a día también desde hace varios años ; sí, eso : al que representa la oposición a la formación gobernante. No sé si me explico.
He escuchado algunos disparates que me hacen pensar que aún existe aquello de preferir quedarse un servidor tuerto a cambio de que el prójimo quede ciego. Joder, que esas cosas ya hay quien las ha superado. Como la mayoría de los seres humanos con un mínimo de tolerancia, por ejemplo.
No entiendo ( llevo unas semanas sin entender muchas cosas ) el porqué desde este medio, plural pero tolerante , en el que hasta ahora ( hasta el día de hoy, al menos ) se me deja escribir, se hace eco de ese plan , no sé si organizado o perverso, para hacer negativo lo que en el resto de los pueblos que nos rodean es positivo, normal y asumido por todos sin problema alguno.
Mi homónimo Salvador queda invitado a echar un vistazo a Lorca, donde el actual alcalde ha contado con sueldo de jefe de oposición desde hace doce años, donde él mismo ha liberado a cuatro concejales del partido contrario, y así podemos repasar, ampliando el círculo desde Águilas, que eso que parece un disparate en este ombligo del mundo, es habitual en lugares donde la democracia aplicada en su totalidad no
sienta tan mal a unos cuantos.
Nadie trabaja por amor al arte, todos necesitamos un medio de subsistencia y la afición o el vicio de la política, el empeño de trabajar por los otros no puede llevar a una persona a tener dificultades para salir adelante. Muchos esperamos que los que nos representan vivan con dignidad, al menos, como nosotros mismos, o como mi chapista, mi charcutero o mi fontanero.
Otra opción , más atrevida, es que dejemos a quienes no necesitan un sueldo para vivir que nos representen. Cómoda ciertamente, y baratita. Pero posiblemente no nos guste cómo nos organiza la vida, quizá pueda ocurrir que esté alejado del día a día del empleado, del asalariado, del currante, del inmigrante. O de mi chapista.