Hospitales en Lorca
La beneficencia ocupaba en Lorca, como en toda España, la principal fuente de necesidad en cuanto a los hospitales se refiere. Alimento y cobijo era lo más demandado en la Lorca del siglo XVI y XVII
En el Siglo XVI, la ciudad de Lorca tenía un hospital en la antigua calle de la Parrica, en el espacio de lo que hoy es el Casino. La construcción de dicho inmueble se inició en 1540 y las obras se realizaron por tramos, siempre dependiendo de la situación económica de la época.
Ese hospital estaba enfocado a la beneficencia y se llamaba “Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio”.
La cultura médica ha ido evolucionando y cambiando mucho con el paso de los años, tanto es así, que antiguamente la gente cuando enfermaba nunca acudía a un hospital, de ahí que la función sanitaria que ejercía el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y San Antonio fuera muy limitada, ya que tampoco se podía hacer mucho por los enfermos de crisis epidémicas de la época.
El hospital, más que un sitio para curarse, correspondía a un lugar de asilo y amparo de pobres y forasteros.
De hecho las mujeres seguían dando a luz en sus casas, ya que la asistencia a este tipo de intervenciones en los hospitales complicaban mucho la escena, así que las parteras o comadronas acudían directamente a las casas.
Esto se ha etado haciendo de este modo hace medio siglo.
Los responsables del hospital, a la vista de las dificultades de funcionamiento y entendiendo que la mejor manera de que el establecimiento cumpliera perfectamente sus objetivos era ponerlo en manos de una congregación religiosa, llegaron al acuerdo de entregar el hospital a una órden religiosa.
Ya en el siglo XVII este hospital se convirtió en una Convento Hospital de la Orden de San Juan de Dios. De este modo continuaba con su labor de hospitalidad y beneficencia pero con una actividad mucho más intensa, ya que España en general así lo requería, no sólo Lorca. Este tipo de actividad se basaba en proporcionar alimento y cobijo.
Pero el cambio de gestión no significó que en este hospital se atendieran a mujeres. El cura párroco de la iglesia de San Juan Bautista, Juan Fernández Ergueta, en su testamento de 1679, destinó sus bienes para la fundación de un hospital «únicamente para mujeres dolientes e infortunadas» bajo el nombre del santo titular de la parroquia.
Este hospital quedó concluido en el año 1756, en el Carril de Caldereros, en un inmueble que años más tarde se convirtió en posada, y del que hoy queda una hornacina en la fachada.
Junto a esos dos hospitales hubo otros asilos o centros de caridad menos importantes como el Hospicio del Carmen Viejo, en Nuestra Señora de Gracia, que desde los primeros años del siglo XVIII lo tenían a su cargo los Carmelitas Descalzos, y algunos otros destinados a enfermedades específicas y contaminantes como el de San Lázaro.
Con motivo de la Guerra de la Independencia comenzaron a decaer los hospitales hasta el punto de que era sumamente difícil la manutención y sostén de los pobres enfermos acogidos. Los cambios legislativos de 1820 en lo que se refería a la beneficencia pública, la abolición de las órdenes monásticas, la declaración de venta de los bienes de los conventos y la desamortización general llevó a la desaparición de estos hospitales, pasando al Estado sus cuantiosos patrimonios.
Este vacío empujó a la Junta Municipal de Beneficencia a solicitar el edificio del convento de San Francisco, de la Puerta de Nogalte, a fin de establecer en él un hospital o casa de beneficencia, refundiéndose los dos hospitales que existían antes.
La cesión se consumó en 1838 e incluía la iglesia, internado y demás dependencias. Este nuevo hospital en el exconvento de San Francisco estuvo regido y administrado por la junta municipal de Beneficencia hasta el año 1875 en que se nombró la Junta de Patronos. Desde al año 1859 estuvo atendido por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Dejó de cumplir su función como clínica al inaugurarse el Centro Comarcal de Salud, junto a San Patricio, y la Residencia sanitaria Santa Rosa de Lima.