Los diez duros

Creo , más que nada porque me lo cuentan, que a la gente que está rondando los 10 duros (que dice mi amigo Salvador, el gasero), gusta de recordar las cosas de su juventud.

Me imagino que las que fueron agradables, porque también debieron haber algunas que han pasado , con los años, al más infame olvido. En todas las cabecicas hay tumbas que mejor no volver a destapar. A veces sólo un pequeño estímulo hace que el sistema de conexiones nerviosas que se aloja donde el cerebro, se ponga en marcha y se ocupe de sacar de la memoria algunas vivencias, mayoritariamente positivas o gratificantes. Pero hay veces que uno va en busca de este estímulo, que se empeña en encontrarlo y luego, una vez localizado, se entrega a recrearse en lo que la memoria le deja recordar de esos lejanos ya 15, 20 años.

Y eso es lo que pasó en otro día en “ la pista ”. A unos cuantos amigos no se nos ocurrió otra cosa que dedicar esa noche, la del viernes pasado, a ir a escuchar a un sujeto cincuentón que canta. Bueno, eso decía él. Había que comprobarlo.
El caso es que entre la cerveza y el cóctel ese con el que los jóvenes se ponían arregladitos de alcohol con la máxima discreción: la brisa, un granizado de limón cargado de transparente ginebra, que desinhibe un montón, a los 15….. y a los 50 ( los 3 y los 10 duros, vamos ). El caso es que pudimos escuchar a Antonio, el francés, cantando canciones de Adamo, Los Puntos, Matt Monroe y hasta de Louis Armstrong. Un atrevimiento desde luego, pero el jodío lo resolvió con éxito. Con éxito y con el apoyo de un conjunto coetáneo y de un par de chavales, que formaron un grupo bastante resultón.

De todas formas resultó curioso esa fiesta, que debía ser recuperación fiel de las fiestas de hace 30 años: las señoras bailaban con otras señoras, los pasodobles eran las piezas que más parejas llevan en la pista y las fuerzas vivas estaban presentes: el señor alcalde , el señor cura y el jefe de la guardia civil. Se volvió , en cuanto a música se refiere, a las lentas, que ahora o no existen o no se hace uso de ellas. La música de baile agarrado parece que está en desuso desde hace lustros, pero al que la ha vivido (y la ha “aprovechado”) le gusta revisarla de cuando en cuando , aunque ya no necesite hacer uso de ella para acabar en la cama con una señora.

Lo que le da la gracia al señor Antonio (que empezó siendo el francés y ahora es más de la parte de debajo de la cuestajuanrabal que uno que haya nacido en la cuestalapesquera) es, desde mi modesto punto de vista crítico-musical, el empleo hábil y melodioso del español y del francés de modo simultáneo en las canciones que se lo permiten.

El caso es que como también domina a la perfección el italiano, espero que acabará incorporando a Modugno y Celentano en un futuro cercano. Si alguien no lo evita. Recuerdo que empezó con una guitarra y una larga cabellera. La guitarra la tiene todavía.Y llegó de hippie, y se quedó con una de las muchachas más guapas del pueblo, el jodío franchute . Y a esa sí la tiene todavía.

El caso es que su trabajo le permite dedicarse a la música de forma no profesional pero entusiasta, lo que los resultados que pudimos ver el viernes 17 de agosto en “la pista” .

Y los que fuimos a escucharle nos divertimos, como imagino el resto de la peña que allí estaba, incluyendo , inopinadamente, gente joven.

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