Magnífico recital de piano y clarinete a cargo de Carmen Vidal y Ángel López
El pasado sábado 12 de diciembre, a las 20:30 horas, organizado por la Asociación de Amigos de la Cultura de Águilas, con la colaboración de la Fundación Cajamurcia y del Ayuntamiento de Águilas, se celebró un recital de piano y clarinete a cargo, respectivamente, de unos magníficos Carmen Vidal y Ángel López, en el aula de cultura de Cajamurcia.
El nombre elegido por los músicos para este recital, Souvenirs, era toda una declaración de intenciones. El programa consistió en una hermosa selección de piezas de diferentes países con diferentes sones y ritmos característicos de su origen que, además, lograron hacer sentir al público una irrefrenable pulsión hacia el baile, algo imposible dado el lleno absoluto en la sala, que se encontraba abarrotada, y que además albergaba a numerosos espectadores en pie.
Esta colección sonora de “recuerdos” musicales nos hizo viajar en un constante ir y venir entre Europa y las Américas. Partimos desde España con una Playera de Sarasate, viajamos hasta Hungría con unas Czardas del italiano Monti, nos trasladamos entonces a Italia a través del hermoso y nostálgico Cinema Paradiso de Morricone, después a Austria con la Marcha Miniatura Vienesa de Fritz Kreisler, a la estepa rusa, con la elegantísima Danza Polovtsiana nº17 de Borodin, a continuación volvimos a nuestro país con la Andaluza de Granados, para volar entonces hasta Francia de la mano de la delícadísima, etérea, Beau Soir de Debussy, tras la cual dimos otro quiebro rítmico, esta hacia sones caribeños, con la cubana Contradanza de Paquito D’Rivera, compositor y clarinetista de jazz contemporáneo. Como piezas finales nos ofrecieron una deliciosa Violetas Azuis del brasileiro Sergio Assad (si quieren morir de placer estético, busquen esta pieza en YouTube) y para terminar nuestra travesía musical, un energizante The Entertainer, del norteamericano Scott Joplin. Dada la entrega del público a través de los aplausos, nos regalaron un conocido tango, Por una cabeza, de Gardel. Lo dicho, más ganas de bailar.
La sala estaba iluminada de manera original e intimista con una lámpara vintage de pie de salón y unas pequeñas luces led sobre los atriles. Sobre el piano descansaban flores naturales de lavanda, y un quemador de aceite de este mismo aroma ayudaba a que la experiencia fuera multisensorial. Tras este delicioso viaje musical, también persiguiendo esta multisensorialidad, los miembros de la Asociación Amigos de la Cultura se trasladaron hasta el Salón de los Espejos del Casino de Águilas.