Así, hasta el nueve

Esto ya parece un mercadillo. Se veía de venir. Las elecciones generales ya se han convertido en una especie de mercadillo. Años anteriores ya apuntaba esta tendencia. Pero este año se han superado. Se están haciendo ofertas electorales para quien las quiera oír, bueno quien las quiera escuchar porque oírlas las oímos todos cada día. Y quedan un montón hasta el día 9. Acabaremos aburriéndonos. Si no ya.

Algunas ofertas son más mercantiles que políticas, como ya estamos viendo, de un partido y de otro. Al menos de los grandes, porque los que no van a tocar pelo, con toda seguridad, como Izquierda Unida, no se molestan en desarrollar tanta oferta.
Y las ofertas son concretas, para que las entienda hasta el más tonto, parece ser.
Que si te doy una pasta, que si te voy a cobrar menos. Un desparrame, vamos.
Las propuestas van, ya descaradamente, a afianzar los votantes habituales.

Y el resto del esfuerzo va orientado a intentar rapiñar al enemigo a los despistados, o a los que pasan . El problema es que se están planteando cosas que la mayoría pensamos no se van a hacer finalmente, visto lo visto. Pero esto es como el mercadillo que decía al principio: uno pide mucho por su mercancía para que luego, el que está enfrente empiece a regatear. Y la cosa se quede en la mitad de la media.
Que ya nos conocemos, bacalaos, aunque vengáis disfrazaos.

Uno que si no va a permitir el velo en las niñas musulmanas, al menos desde Ceuta y Melilla para arriba, que de ahí para abajo no tiene autoridad (tampoco) .

Está claro que cuenta con una pequeña masa de votantes en Ceuta y Melilla que ponen a sus nenas el velo que propone el Corán. Y como una pequeña masa puede decantar un gobierno hacia la derecha, pues se va y se promete con sordina y santas pascuas.
Por la cosa de la “ realidad local ”, dicen.

El mismo asegura que va a plantar medio millón de árboles en cuatro años. ¿Será para que no dejen ver el bosque?, me pregunto angustiado……..

Me da la sensación de que el partido de la gaviota está más por qué pasará el día 10 de Marzo si Rajoy pierde que por ganar realmente las elecciones. Y eso se trasluce, y se le ve tambaleándose, a Rajoy, al menos, que el pobre llega poco, muy poco. Y no es que eso sea deseable, es simplemente inevitable. Ya le pasó a Zapatero cuando aún no era ZP, cuando tampoco llegaba, hace cuatro años y pico. Ahora el hombre empieza a ser.

Empieza a acercarse al nivel de políticos como González o Suárez. Y eso también se aprecia. Sus mensajes, aunque también sean de mercadillo, llegan con más fuerza, tranquilizan y motivan. Tampoco se puede decir que entusiasmen, pero da más sensación de confianza que el pobre Rajoy que sólo hace que mirar para los lados, donde creo empieza, lástimica, a ver cuchillos afilando. Y es una pena, porque un político debería ir más seguro, pisando fuerte para los que tienen que decidirse el día nueve no duden, al menos , en ir a buscar la urna. Y si encima hace un buen día de playa, la hemos jodido, gobernará España el que los abstencionistas hayan decidido. Y eso también es malo. Aunque empieza a ser habitual.

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