Ahora que tenemos tiempo

Me parece una pena lo que está ocurriendo en la izquierda de este pueblo. En las últimas semanas, al menos. Lo que posiblemente no sea representativo. Pero ahí está.

Ahora que en el partido socialista no hay pugnas internas por la secretaría, ahora que se ha echado a los advenedizos, ahora surge una absurda pelea que sólo lleva a confirmar ese disparate que casi todo el mundo piensa : que la izquierda siempre se está peleando.

Cuando se estaba a tiempo para generar un mínimo hábito de colaboración, un pequeño espíritu de camaradería, van y se pelean. Y en los medios de comunicación, para que no haya duda de que no se quieren ya. Y es que hasta ahora, mal que bien, se había colaborado, se había trabajado en el mismo sentido, al menos. Cada uno con su teoría intacta, sin dejarse llevar por el otro, pero cada uno respetando a sus votantes.

Ahora se echa el carro por el pedregal, al inicio de una legislatura en la que se podía haber aprovechado para ser leales los unos con los otros y hasta con el gobierno local, que, al fin y al cabo, cuenta con el respaldo de la mayoría. Uno de los grupos siempre ha mostrado su capacidad de ser consecuente y estar a la altura de gobernar este pueblo y el otro ha vuelto a mostrar que no tiene opción alguna, ni en este siglo ni en el que viene.

Y todavía falta. No lo veremos. Uno de ellos, el más respetado por los ciudadanos, vuelve a mostrar su capacidad para estar a la altura y para adaptarse a las circunstancias de cada época, en beneficio de los ciudadanos. El otro demuestra el carácter meramente contemplativo de sus puntos de vista, que no llegan a sitio alguno, ni precisa de responsabilidad alguna porque nunca va a gobernar, no propone algo que los ciudadanos puedan entender, sino que lleva a la nada más absoluta. Pero el juego de la democracia les ha permitido estar ahí, a pesar de ello. Y ahí están, gritando para que se les oiga, porque escuchar pocos les escuchamos ya.

Lo testimonial se acerca a lo banal, el empleo de las palabras sólo tienen fuerza cundo son ofensivas. Y de eso se trata. De ofender, de insultar, de difamar. Hasta los cercanos.
Si unido a ello existen medios de comunicación, de usar y tirar, que hacen más palmas cuanto más se insulta a alguien de izquierdas, que valoran sobremanera que se deteriore la imagen de un candidato socialista, miel sobre hojuelas. Pero la credibilidad no se gana gritando cada vez más alto ni insultando cada vez más gravemente sino con razones, con argumentos y en medios de cierta solvencia. Perdón, ahora recuerdo que
en Águilas no hay ninguno, al menos que se emita por ondas.

En fin, un pequeño debate sin tanto micrófono, una charla de amigos hubiera podido evitar esta guerra absurda que alimenta eso de que la izquierda siempre se está peleando. Pero una solución tan simple como práctica se ha preferido evitar, será porque ahora que tenemos tiempo………podemos pelearnos sin que nadie nos pare.

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