Censura en la Universidad
La universidad ha sido siempre el marco donde estudiantes y profesores han podido manifestar sus ideas, a pesar de los diferentes regímenes políticos imperantes en cada época. De hecho, muchos cambios políticos y sociales han comenzado con movimientos universitarios; recordemos Mayo del 68. El debate forma parte de la vida académica de las universidades. Es importante, aconsejable y necesario.
Lo realmente increíble es que en estos días de libertad que goza nuestra “querida España” (como cantó Cecilia), un país donde se puede hablar de cualquier cosa, incluso pregonar disparates desde cualquier Medio, dos Facultades españolas cierren sus puertas al debate de un tema que ha sido universitario, por excelencia, desde hace siglos.
Se trata de la polémica surgida tras la censura de las conferencias ‘Lo que Darwin no sabía’ en dos universidades del Estado, la de Vigo y la de León (Facultad de Biología). Como diría un amigo mío andaluz: “ole, ole y ole”. Las jornadas han sido organizadas por PSSI, asociación no religiosa antidarwinista (por ejemplo, el doctor Simmons, principal conferenciante, es judío agnóstico), cuya finalidad es demostrar por qué en el siglo XXI, la explicación evolucionista al origen y desarrollo de la vida no es adecuada, en la medida que se va conociendo más de la asombrosa complejidad de los códigos genéticos y de las proteínas y sus estructuras terciarias funcionantes. La casualidad y el tiempo (factor que añade desorden, no orden, a los sistemas), no pueden explicar la vida en su diversidad, como pretende el Darwinismo.
El diario El País publicó una carta de réplica por parte de uno de los principales organizadores de las conferencias, el doctor en medicina Antonio R. Martínez Fernández, miembro de la asociación Médicos y Cirujanos por la Integridad Científica (PSSI, en inglés), en la que puntualiza la campaña de caricaturización de la Asociación, de presión, acoso y amenazas a los foros, por parte estas universidades que en principio se habían comprometido a acoger dichas conferencias, pero que después se arrepintieron y denegaron el permiso. El doctor ha dejado claro que “esta asociación no pretende introducir ningún tipo de neoconservadurismo o fundamentalismo en la sociedad española. PSSI no propone una teoría alternativa, sus miembros pueden tener diferentes posiciones, sólo pretende dar a conocer hechos biológicos que ponen en tela de juicio la ortodoxia evolucionista. El responder a argumentos con el insulto, la descalificación apriorística y el intento de condenar al ostracismo, no es digno de científicos decentes y, más bien, recuerda métodos de asfixiantes sistemas políticos del pasado no tan lejano” –termina Martínez.
O sea, que se le ha dado “la vuelta a la tortilla”. Si creo que no voy a estar de acuerdo contigo, no te dejo que hables y me aprovecho del “poder” que me otorga mi cargo académico. ¡Si Darwin levantara la cabeza! Claro que si, como ha dicho el más alto cargo del Vaticano, el juicio a Galileo fue apropiado, entonces todo cabe en esta absurda sociedad que sufrimos. Los cristianos estamos acostumbrados al debate. Cada vez que abrimos la boca somos obligados a justificar nuestras palabras. Somos juzgados continua e implacablemente. Llevaremos el caso al “Tribunal Supremo”.