La originalidad como protagonista principal

Aunque el Carnaval nocturno continúa ganando jornadas, la del lunes continúa siendo “la noche” por excelencia

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Sin duda, el denominado “Carnaval de la noche” se encuentra en una creciente escalada, sobre todo desde la proliferación que de uno años atrás se está viendo de las peñas nocturnas.

La noche está experimentando un aumento no solo en lo que al número de grupos se refiere, sino también en lo que respecta a la calidad, la laboriosidad y la originalidad de los diseños que durante estas horas se lucen.

Y aunque este Carnaval para noctámbulos va ganando jornadas, el lunes continúa siendo “la noche” por excelencia. Este año, al igual que las anteriores, las calles, locales y chiringuitos de Águilas han vuelto a explosionar en el bullir de la música, el color y la algarabía al compás de unos diseños cada vez más sofisticados e imaginativos.

Acertada fue, sin duda, la vuelta del Concurso de la Noche a La Glorieta, tras el estrepitoso fracaso que supuso el pasado año su traslado a la carpa de la Federación de Peñas. Este año las mascaras sí que han podido lucir en todo su esplendor sobre el escenario de la plaza de España recuperando así la denominada por el gran estudioso del Carnaval Lorenzo Antonio Hernández “vista de pájaro del Carnaval de la noche”.

Fantasías imaginativas sin concreción junto a otros diseños de mayor definición desfilaron por las tablas con el ánimo de conseguir alguno de los premios programados.

Se pudieron observar todo tipo de caracterizaciones, inspiradas unas en personajes de ficción, y otras en la propia imaginación de los protagonistas, aunque, este año los piratas, corsarios y bucaneros sobrepasaron las dosis habituales, siendo muchos los que eligieron este disfraz para las noches carnavaleras.

Tampoco faltaron los grupos que optaron por los clásicos y tradicionales disfraces “sin calentamiento de cabeza” porque en Carnaval todo vale y lo realmente importante es divertirse y gozar de un ambiente único. Junto a ellos multitudinarios grupos que, acompañados de plataformas reconvertidas en improvisadas carrozas, prolongaron la fiesta hasta bien entrada la madrugada dando buena muestra de que el Carnaval es la época de la carne y, por tanto, todos los instintos salen a la calle sin freno alguno.

Nada hay que decir, al margen de las agrupaciones, de todas aquellas máscaras que emulando a los genuinos “mamarrachos”, propios del origen del Carnaval aguileño, también hacen suyas las calles durante la noche, metiéndose con la gente e incordiando de forma simpática con el rostro oculto siempre bajo cualquier trapo.

Es por ello que la nota predominante de la noche es el buen humor y la alegría regada con unas cuantas cuervas.

Así, desde héroes hasta payasos, pasando por los disfraces más atrevidos y originales forman un interminable abanico abierto a un mundo diferente, fantástico y genuino como es el Carnaval de la Noche, donde todo tiene cabida y donde todo es válido para disfrutar, reir, y bailar hasta que las fuerzas acompañen.

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