La Mussona despierta al Carnaval caracterizada de jabalí

La popular Suelta de la Mussona dio un año más el pistoletazo de salida al Carnaval. el personaje abrió las puertas al desenfreno y a las veleidades de la carne. Así, la noche del jueves miles de personas se pusieron en marcha para estrenar la fiesta al compás de este personaje, híbrido entre hombre y bestia, entre civilización y barbarie. La bestia desató los instintos e invitó al goce de los sentidos. En esta edición fue Alfonso Ruiz de Haro, de la Peña Cáucaso Noche, el encargado de meterse en la piel de la bestia, interpretando, con aspecto de jabalí, la fiereza de este animal.

La Mussona, encarnada en jabalí, salió desatada y enloquecida en la inmediaciones del Castillo de San Juan. Allí, pasadas las diez de la noche, su domador se batió en intentos de impedir su salida pueblo abajo, mientras su séquito coreaba animando la suelta con el conocido grito “¡Mussonana, Mussonana!”; la muchedumbre repetía la invocación al paso del monstruoso personaje, que no cesó de asustar y saltar en su bajada hasta la Glorieta.
Una vez en el escenario, montado a las puertas del Ayuntamiento, la Mussona fue un año más objeto de los rituales que la señalan como la fuerza oculta que vuelve a surgir de su tenebroso escondrijo para convocar los hechizos del Carnaval. Tras la proclamación como Mussona y abiertas las puertas del Carnaval 2010, la fiera volvió a ser capturada por su domador, gracias a la música, y conducida de nuevo a su mazmorra, donde dormirá hasta la próxima edición de la fiesta.

Un personaje que sobrevive al Carnaval antiguo.
Mientras que personajes como los de Don Carnal y Doña Cuaresma tienen su origen en la literatura, y se instalan en el Carnaval aguileño para representar esa eterna lucha entre el espíritu y la carne, la Mussona aparece en la fiesta como una figura rescatada de la más honda tradición carnavalera local. A partir de una simple máscara que desde antiguo recorría las calles aguileñas durante el Carnaval, y cuyo disfraz solamente se componía de burdas telas y esparto, la imaginación colectiva ha creado todo un símbolo de aquella fiera capaz de desatar los sentidos.
La Mussona ha ido evolucionando al paso de algo más de una década hasta convertirse en una vistosa y espectacular mascarada que cuenta año tras año con más seguidores. Incluso ha ido adquiriendo estilo propio transformando su aspecto original, basado como su atávico antecesor en humilde esparto sobre un maquillaje más bien simple, en sucesivos y salvajes animales, con cuidados diseños y perfectas caracterizaciones. Desde un fiero oso, hasta un voraz tiburón, pasando por un dragón, un puerco espín, una zorra o un jabalí.
Con todo, la Mussona se conforma como una de las figuras más arraigadas a la historia del Carnaval aguileño y como un personaje clave en el mismo hasta el estallido de la Guerra Civil. Pero, sobre todo, se trata de una auténtica pervivencia antropológica que evidencia la antigüedad de la fiesta local, ya que no se han encontrado referencias documentales de este personaje en otros carnavales o fiestas populares de España, aunque sí existen alusiones a personajes similares en ciertas zonas de Sudamérica, Europa y el mundo eslavo.

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