El laberinto del tabaco
En un período que no sobrepasa las dos semanas, el precio del tabaco ha entrado en un laberinto de subidas y bajadas que tan sólo se puede entender en términos de absoluto “toreo”. Ya no únicamente en lo que respecta al consumidor, persona de poco respeto, ya que se trata de una especie encasillada bajo la etiqueta de “peligrosa”, sino también para aquellos que se ganan la vida con este “pernicioso” negocio.
Se trata de un “mareo” histórico, casi mayor al que produce inhalar un producto que según las épocas y la historia ha contado con detractores, pero también con defensores.
Y, aunque, así lo parezca, esta bochornosa guerra tabaquera no obedece ni mucho menos a las tajantes leyes prohibitivas que han entrado en vigor recientemente, sino a que no se pueden perder, ni siguiera rebajar, los 4.000 millones de euros en impuestos que las arcas del estado tenían previsto embolsarse este año, y precisamente “a costa” de los que aún no han decido poner en práctica terapia alguna de desintoxicación. Una lástima que otra vez el poderoso caballero triunfe sobre cualquier otro presupuesto, aunque se trate en este caso de la salud pública.