Convención, insisto
Intentando mantener las maneras en mi contestación al director de este medio, que no me va a resultar fácil, le tengo que responder que no existe contradicción alguna al decir que lo propio es que exista una moral acordada, con-ven-cio-nal, pero que si no somos capaces de llegar hasta ella, no es contradictorio. Estamos en el camino, en la búsqueda…….como unos tres mil años.
Por eso mantengo que alcanzar el acuerdo es muy difícil por los prejuicios de los que partimos. Unos más que otros, por cierto.
Otro atrevimiento del señor Jiménez es afrontar el sentido de la vida desde estas modestas aportaciones de dos atrevidos que escribimos en ratos libres . Intento fallido, ha presumido de hacer algo que yo ni me atrevería a plantear. De todas formas hay alguna película de los Monti – Python que le puede venir bien ver para revisarse cuestiones de tanto nivel.
Un ejemplo para avalar mis teorías y sobre todo para bajar al suelo, que mi adversario se empeña en volar muy alto….sin apenas alas. Ahora, en este momento tenemos una disquisición en España : perdonar a los etarras a cambio de que dejen las armas o no perdonarles ; se trata de un tema crucial para la vida diaria de este país que ha vivido con la espada de Damocles de estos asesinos durante treinta años. Algunos pensamos que , puesto que de otro modo el Estado no ha sido capaz de acabar con ellos, que podríamos aceptar el trueque propuesto. Otros, los familiares de las víctimas, dicen que no , que necesitan que se haga evidente que los criminales que han perdido su lucha: ¿ quien dice , moralmente, lo que es más conveniente para España ?. Muchos podemos estar autorizados a optar por una solución, pero los que han tenido el problema más cercano pueden pensar que ellos tienen preferencia al decidir, aunque sean menos en cantidad , son más en calidad. La cuestión es saber si las asociaciones de víctimas quieren tener más afiliados o no.
El Estado tiene que hacer entonces de rey Salomón, y seguro que eso no nos gustará a todos.
La moral del león, eso sí, la hemos superado ya ; ya nos parece mal matar para alimentarnos o simplemente porque es “nuestra naturaleza” , pero no hay que subir el tono tanto porque en las Cruzadas nos salimos de madre un montón , en la Inquisición también dimos un gran paso atrás, en esperar a que un dictador muriera de viejo tampoco nos hemos lucido. Y en admitir por buena la moral del mismo, tampoco.
No se puede ser muy optimista en la convención, en alcanzar el acuerdo que nos deje claro lo que es bueno y lo que no lo es. Pero como reto no está mal. De momento es el sentido común el que nos guía, a veces por caminos extraños, porque como se sabe es el menos común de los sentidos. Desde luego, la única salida tiene a la razón como único medio para alcanzar el mejor fin, por convención, por supuesto.
Unas veces se dan ciertos pasos en el buen sentido, como en la justicia global que se intenta, tribunales como el de La Haya pretenden dictar justicia válida para todos los habitantes de la Tierra. Ya hay quien ha dejado claro que está exento, como Mr. Bush y sus militares, que nunca cometen atropellos y por lo tanto, nadie los juzgará jamás.
Va a ser que hay quien prefiere que no haya normas morales generales, que sean elásticas y que estiren más para unos que para otros, por ejemplo, con la energía nuclear de Irán y de Israel. Mientras permanezca el sentimiento de que “ todos somos iguales, sí pero yo soy más igual que tú “ , no avanzaremos mucho en el tema de este debate.
Así que , señor Jiménez , no es cuestión de recrearse en que no conseguimos llegar a una convención para establecer normas éticas válidas para todos, sino de colaborar para que sea posible. Un grano más hace montaña.