Una calle para “El Toribio”

Poco después del fallecimiento de Antonio Campos Mula, al que todo conocíamos pro el apodo de “El Toribio”, algunas personas de su entorno familiar y yo mismo, iniciamos contactos con el Ayuntamiento para que de alguna manera se le hiciera un homenaje para recuerdo de futuras generaciones. Después de varias entrevistas con la Concejala de Cultura, Sra. Clara Valverde, en las que mostró su apoyo y su consideración hacia la persona de Antonio Campos, estas mismas personas hemos pensado que además del apoyo verbal necesitamos un apoyo social que hemos iniciado con la recogida de firmas, tanto en Águilas como en Montcada i Reixac. A pesar de que el Ayuntamiento de Águilas siempre se ha mostrado favorable a dar una calle con su nombre y a la espera de que surja una de ellas en cualquier sector de crecimiento de la población, queremos que, además, haya un apoyo que dignifique y reafirme esta petición.

Ya antes de los Carnavales de este año, L’Aguilica TV ha hecho un esfuerzo para recordarnos a todos quién fue Antonio Campos, pero para nuestros lectores haremos una pequeña síntesis.

“ El Toribio “ nació en la calle Cañería Alta, número 45 de Águilas en 1919. Acabada la Guerra Civil en la que participó sin combatir debido a su edad,y después de cinco años en el Servicio Militar en Marruecos, emigró, como muchos aguileños,a la población de Montcada i Reixac. Durante cuarenta años ejerció de cartero en Barcelona y eso le valió para conocer a muchos empresarios y propietarios de fábricas, comercios y talleres, intercediendo ante todos ellos para solicitar y conseguir, casi siempre, un puesto de trabajo para sus paisanos. Según he podido saber por boca de sus hijos, todos estos emigrantes fueron recibidos en su casa con palabras de ánimo y muchos de ellos cenaron e incluso pernoctaron, ofreciéndoles lo poco que tenía, pero pensando siempre en la dureza de aquella situación para los que llegaban a un lugar desconocido. No olvidemos que estamos hablando de los años 50 y 60.

Cabe destacar que entre los aguileños de Cataluña era famosa su libreta en la que guardaba anotados los nombres y direcciones de casi todos los que salieron de Águilas y a los que prestó ayuda, buscándoles empleo, vivienda y solucionando problemas burocráticos con la Administración.

Como cartero destacó su amor al trabajo que desempeñaba, repartiendo cartas en días señalados o buscando al destinatario de una carta a la que le faltaba parte de la dirección. Esta su pasión profesional le sirvió incluso para dar con los aguileños diseminados en barrios concretos de Barcelona.

Pero por lo que indudablemente debemos acordarnos del Toribio es por su gran pasión por Águilas y los aguileños. Vivió como un aguileño siempre, a pesar de la distancia y demostró un afecto y un cariño desmesurado que se prodigó en múltiples frutos. En primer lugar, relacionándose, visitando y coordinando a toda la colonia aguileña en Cataluña, dedicando las mañanas dominicales a encontrarse con ellos e informarles de todo cuanto sucedía en relación con el pueblo, haciendo así honor a su título de Cónsul.

A él le debemos también el que pregonara las excelencias de Águilas entre sus amigos catalanes, que no tenían más remedio que visitarla ante la avalancha de buenas impresiones que les ofrecía.

En segundo lugar y como amante de las costumbres y tradiciones de Águilas colaboró intensamente en la recuperación de nuestro Carnaval y sus Murgas, expresión libre y satírica del sentimiento e ingenio popular. Escribió la letra de varias, organizó y dirigió una, recuperó otras antiguas, les puso música, fabricó los instrumentos (flautas y pitos de caña), confeccionó los trajes, incluso pagándolos de su bolsillo, y actuaron no solo en Águilas y en la Región de Murcia sino en Madrid, en la televisión, contribuyendo a que los Carnavales fueran conocidos en toda España.

La música era también una de sus pasiones y seguramente la guerra impidió que llegara a ser su profesión. Pero su amor a las tradiciones orales y más concretamente a los trovos, hizo que compusiera la letra y la música de un “ Himno a Águilas”, en el que demuestra una vez más su intenso aprecio al pueblo que le vio nacer.

El Toribio nos dejó un 9 de junio de 2004, día de la Comunidad de Murcia, siendo enterrado en Águilas, como había expresado reiteradamente a lo largo de su vida. Pienso muchas veces en que el destino me ha ofrecido la posibilidad de conocerle. Pero creo aún más en la importancia que tiene en nuestra sociedad el conocimiento de la labor ejercida por personas como él. Las nuevas generaciones deben saber que hemos llegado hasta este momento de nuestra historia porque gente como el Toribio pusieron su grano de arena y contribuyeron enormemente a la felicidad de otras personas. Y por este motivo debiera permanecer siempre en nuestras mentes.

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