El éxito deportivo pasa por los buenos hábitos
Tener éxito en el deporte no solamente se basa en el talento innato y en el trabajo entrenando. Hay muchos factores que pueden influir para que una persona que se quiera dedicar a ello o aumentar su nivel alcance sus objetivos fijados. Algunos de esos factores que se pueden controlar y que se deben cuidar son los relacionados con los buenos hábitos, sobre todo, en tres aspectos clave: alimentación, descanso y salud mental.
Es de lo más normal encontrar deportistas de todo tipo contar con un equipo de profesionales que cuide y controle esos buenos hábitos, algo que hace un tiempo se descuidaba. Encontramos a verdaderos campeones que, según las casas de apuestas deportivas, seguirán teniendo colgada la etiqueta de favoritos durante algunos años más, como son el tenista Rafa Nadal o el club de fútbol inglés del Manchester City. El asesoramiento en alimentación y actividad es importante cuando hay mucha competencia.
Cuidar esos aspectos de la rutina pueden tener influencia directa en procesos clave para todo deportista. Ejemplo de ello es la resistencia en el terreno de juego, la recuperación de las lesiones o, simplemente, alargar y sacar el máximo partido de una vida deportiva. Esto último se puede observar en veteranos de la talla de Cristiano Ronaldo o Roger Federer.
Consejos básicos
Aunque no se sea un deportista profesional, nunca está de más conocer y seguir algunos de estos hábitos que los expertos recomiendan. Es todo un clásico el hecho de poder dormir ocho horas e incluso más, dependiendo de la actividad que se realice, pero quizás aquello más fácil de cuidar sea la alimentación, una actividad que realizamos a menudo a lo largo del día y que se puede controlar con teórica mayor facilidad.
En términos generales, se recomienda una comida equilibrada y variada, donde tengan un peso importante el agua, las hortalizas y frutas, los carbohidratos y las proteínas. Como línea roja, a consumir de manera puntual, no a diario, destacan aquellos productos con alto contenido graso, el consumo de bebidas alcohólicas y no abusar de la sal y del azúcar.
Dependiendo del nivel de profesionalismo que se quiera alcanzar y de las rutinas que se puedan adaptar, se escogerá una línea más estricta o una más flexible de estos buenos hábitos. En los profesionales, aquellos que dedican todo el tiempo de la jornada a su físico, es habitual ver cómo se cumplen a rajatabla todos estos consejos pasando desde la comida, hasta las horas de sueño y, no menos importante, cuidar la salud mental donde la presión puede hacer estragos.