Tomates a la rica “cata”
En esta ocasión el atuendo elegido estaba muy acorde con la figura del Gran Maestre
Grupo que formaba parte de esta divertida cata.
El jurado multicolor, como cada año, se dirige a la cantina deseoso de saciar su paladar, de dar cata al brebaje milagroso que, según dicen, ahuyenta los malos espíritus, ebrios, claro está de tanto alcohol. Una pócima que esconde, en las páginas de un recetario, la esencia del Carnaval: la alegría, el baile, la tradición… en unos días donde la magia de esta fiesta no deja títere sin máscara, ni máscara sin cuerva.
Mano a mano con el jamón, el pan campero y buenos embutidos, el jurado de la cuerva vuelve un año más para puntuar a los mejores caldos que, como cada año, elaboran los establecimientos de la localidad.
En esta ocasión los catadores marcharon al frente de Antonio “El Paloma”
En esta ocasión, los “catadores” marcharon al frente del conocido empresario aguileño, Antonio Hernández, más conocido en la localidad como “El Paloma”, Gran Maestre de la Cuerva 2006, quien sin duda supo dirigir con buena mano a este grupo de expertos, que a lo largo de la noche del pasado viernes y la madrugada de ayer, cumplieron con la responsable y difícil misión de discernir cuál de las más de ochenta cuervas participantes en el certamen de esta edición era la mejor para ser clasificada dentro de los premios de este certamen a nivel nacional.
Previo al inicio de las catas, los seis jurados, ataviados este año de simpáticos “tomates” hicieron su habitual presentación frente al Ayuntamiento, donde cantaron al alcalde sus habituales y sarcásticas “letrillas”, alusivas por lo general a reivindicaciones, peticiones , sin faltar las críticas a la gestión municipal, etc. Inmediatamente después, la comitiva se desperdigaba por Águilas, para cumplir su dulce y embriagadora misión de cada año.
Una larga noche de “juerga”, sin duda, para los catadores, ya que además de “alegrar” el cuerpo con los efectos del brebaje mágico, no dejan pasar la ocasión para el disfrute propio de la fiesta, sumándose a la algarabía que ya empieza esa noche a dejarse sentir por las calles del municipio. Los disfraces hacen su aparición, sin olvidar tampoco que esa misma velada se celebraba la Batalla Infantil, con la consecuente afluencia de pequeños, unos ataviados para la ocasión, otros de meros acompañantes, que también contribuye a pintar la noche de colorido y ambiente carnavalero.
La noche de la cuerva es la noche de todos los tiempos dentro del Carnaval de Águilas, puesto que esta bebida se conforma como el emblema del mismo en todas sus épocas, desde los mismos orígenes de la fiesta hasta el día de hoy, en que ha alcanzado un puesto privilegiado con la celebración del concurso.