El número de establecimientos regentados por orientales sigue creciendo en Águilas

Nuestro vecinos orientales, aún en tiempos de crisis, no se amedrentan, todo lo contrario, mientras que el miedo y la prudencia se apoderan de los empresarios españoles, a los chinos, en cambio, les invade la prisa.

Muestra de ello es la reciente reforma que se está llevando a cabo en uno de los bajos comerciales situados en la Plaza del Doctor Fortún, más conocida como “El Placetón”.
Concretamente la esquina que antaño acogía al Cine Calablanca, un bajo comercial que llevaba años en desuso, y al que este establecimiento chino va a devolver a la vida en breve espacio de tiempo.
500 metros cuadrados en pleno centro de Águilas muy pronto se convertirán en otra enorme superficie oriental, donde probablemente podremos encontrar casi de todo en alimentación a cualquier hora del día.

Con esta apertura serán más o menos una decena de establecimientos chinos, sin contar los restaurantes, los que se encuentran establecidos en la localidad actualmente.
Grandes superficies donde uno puede encontrar aquello que busca sin moverse de pasillo, quizás no más baratas, pero sí más cómodas por lo mucho que abarcan y lo poco que cierran.

Empresarios avispados los orientales, que llevan a cabo elaborados estudios de mercado previos a establecerse en un punto concreto. Sino observen, apenas unas semanas más tarde de hacerse pública la restauración de “El Placetón”, ya estaban negociando el precio del bajo comercial, y según informaciones de este medio, no precisamente por un precio reducido.
Sabemos que todos estos establecimientos tributan exactamente igual que el resto de los ubicados en la localidad, además, cumplen todas las normas que se les piden desde el Ministerio de Trabajo, que no son ni más ni menos que las mismas que deben de cumplir cualquier negocio que quiera estar en regla.

Pero el problema está ahí, son los negocios orientales los que proliferan, los que están ocupando los mejores locales del municipio. Quizás sea porque ellos son capaces de exigirse unos márgenes de ganancia más reducidos, o porque ante la economía adversa resulte que se apoyen los unos a los otros, lo que es evidencia es que los chinos, como decíamos al principio del artículo, lejos de amedrentarse con la que tenemos encima, se crecen, alquilan, emprenden y arriesgan.

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