Mentiras

“Financiamos tus sueños”. “Oferta revolucionaria”. “Por sólo veinte euros al mes la megacolección”. “Mejora tu calidad de vida por tan sólo catorce con noventa y cinco euros al mes”. “Presentamos el milagro del afeitado”. “¿Te gustaría tener un cocinero en casa por sólo veinte euros al mes?”. “Te entregamos gratis…” “Consigue el dinero que necesites en sólo veinticuatro horas”.

Frases como estas escuchamos todos los días en la publicidad de periódicos, radio, televisión vallas publicitarias, etc. No comprendo, por tanto, por qué en nuestra sociedad todavía hay penas; es inconcebible, porque podemos conseguir todo lo que queramos sin esfuerzo y por un módico precio. Y lo peor es que nos hemos acostumbrado a oír estas cosas y las vemos de lo más natural. Incluso hay muchos que se las creen o, mejor dicho, que caen en la trampa.

Veamos: Si un chisme para pedalear sentado en el sofá de mi casa puede cambiar mi calidad de vida ¿qué he estado yo haciendo hasta ahora? Si yo pensaba que lo bueno era pasear por el campo o por la playa y hacer ejercicio al aire libre… Lo del milagro del afeitado no sé exactamente en qué consistirá; puede ser que no te vuelva a crecer nunca la barba o que te cambie la cara haciéndote más guapo, porque un milagro sería eso, vamos, digo yo.

Lo de tener un cocinero en casa por veinte euros mensuales da un poco de risa, sobre todo cuando ves que llaman cocinero a un electrodoméstico de dos kilos. ¡Ya no hacen falta las escuelas de hostelería, señores, sino un artefacto casero, que viene a ser lo mismo! En cuanto a lo de “consigue gratis”, “te entregamos gratis” o nos provoca una carcajada o un ataque de ira ante semejante añagaza de tres al cuarto para embaucarte, porque nos toman por idiotas a cada momento.

La mentira está en la calle y es como un gas que se te mete por los oídos, por las narices y hasta por los poros. Es algo tan natural que nadie lo extraña. Todo el mundo miente; los malos por maldad y los “buenos” por piedad.

El que busca trabajo se inventa el currículo; el que quiere alcanzar el cariño o la aceptación de una persona se “disfraza de encantador”. El que quiere conseguir dinero miente a su padre y a quien se le presente. Vamos que no se escapa ni uno. Y cuando algún “desdichado” acostumbra a decir la verdad, por supuesto, nadie lo cree.

Recuerden los versos de Antonio Machado: “¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad”. En cuanto a los políticos, como casi todos mienten, cuando alguno habla lo que es verdadero nadie le presta atención; se burlan, incluso lo difaman. Así que a estas alturas ¿En quién o en qué podemos confiar?
¿Dónde está la verdad? ¿Dónde encontraremos una isla, un refugio lejos de la mentira? Porque todo esto nos trae inseguridad, desconfianza de todos y de todo, depresiones y hostilidades. Resumiendo: Infelicidad constante. ¿Por qué no buscar de una vez la Verdad que nos haga libres? ¿Por qué seguir dándole la espalda al llamamiento de JESÚS? Él dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Yo Soy la Verdad”. Aprende a reconocer la verdad y a vivir en ella. Sólo CRISTO tiene la respuesta.

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