Por Mª José Ros García – Psicóloga General Sanitaria
Estamos viviendo tiempos difíciles, de continuas modificaciones y pérdidas. Tiempos que exigen imperantes adaptaciones y adquisición de nuevos recursos. Tiempos de transformaciones y metamorfosis, de cambios de actitudes. La falta de medios y el aumento de la demanda de problemas mentales, junto con la necesidad urgente de tratamientos psicológicos ante la progresión de la Pandemia, ha resaltado el hecho de que la salud mental está viviendo una de las mayores crisis de los últimos tiempos.
Son muchos los factores que han influido. Como se describe en el libro que he escrito junto con el Psiquiatra Matías Ros Romero, “Guía de Salud Mental en tiempos de Pandemia”, cuando uno se siente mal, sufre, suele pasar por todos los especialistas antes de acudir a un Psicólogo o a un Psiquiatra, lo que agrava el diagnóstico y el pronóstico. En numerosos casos, los pacientes con problemas psicológicos no piden ayuda hasta que se encuentran muy sobrepasados, porque sufren en silencio ante el estigma que supone hacer visible este hecho, o porque desconocen o no identifican lo que les está ocurriendo.
Otra barrera es la falta de profesionales -sobre todo de de psicólogos- en la Sanidad Pública. El sistema no puede asimilar todas las dificultades que están surgiendo por la Pandemia, pues ya se encontraba colapsado antes de la entrada del Covid-19 en nuestras vidas. Esto lleva a muchas personas a quedarse fuera de estos recursos por no disponer tampoco de medios económicos para acudir a los circuitos privados. A estas circunstancias hay que añadir que, ante las medidas de distanciamiento, se tuvieron que cerrar o limitar la actividad de centros de día, centro asistenciales asociaciones y fundaciones, quedando los recursos psicosociales disminuidos drásticamente. Esto ha afectado sobre todo a los sectores más vulnerables (mayores, dependientes y enfermos mentales).
A raíz de estos hechos, desde las consultas hemos obsevardo un aumento sustancial de dificultades y trastornos. En primer lugar resaltamos la Fatiga Pandémica, recientemente reconocida por la OMS y definida como la sensación de apatía, irritabilidad, desmotivación y agotamiento mental que sufre una persona y cuyo origen está en el impacto que ha causado el nuevo coronavirus en su vida.
Otras dificultades a señalar son la Hipocondría y la Ansiedad por la Salud, determinada por los chequeos constantes del estado de salud ante la amenaza de habernos contagiado por Covid-19 y la Reclusión Autoimpuesta, con comportamientos de evitación ante el miedo de salir a la calle por ese posible contagio. También destacan los trastornos del sueño y de la alimentación, los problemas de concentración y el elevado estrés psicosocial que surgió sobre todo ante la incertidumbre vivida los primeros meses de esta amenza.
Siguiendo en esta línea, y adentrándonos en otros problemas de mayor gravedad, se distinguen los relacionados con el Trastorno adapatativo, Trastorno obsesivo cumpulsivo, Trastorno por estrés Postraumático, Trastornos de Ansiedad y Depresivos, Duelo Complicado, Suicidio y Fobias.
Por úlltimo, me gustaría subrayar el efecto que todo esta Pandemia está ejerciendo sobre los pacientes con enfermedad mental previa, mermando especialmente sus defensas, limitando los medios que empleaban para su mejora (pues sabemos que durante los confinamientos y periodos de restricción se suspendieron muchas terapias y recursos psicosociales), lo que ha agravado su estado, aumentado su desamparo.
Este virus nos ha afectado a todos. Ha supuesto un cambio de suma importancia en nuestra experiencia de vida y nos ha hecho más frágiles, más necesitados de ayuda. En torno a esto, y de camino a la cuarta ola, no nos queda otra que seguir la lucha, y como dice esta famosa frase: “no podemos controlar lo que nos está ocurriendo o cómo nos sentimos por ello, pero sí la actitud con la que lo vivimos”.
Mª José Ros García
Psicóloga General Sanitaria
María José es autora libro: Guía de Salud Mental en tiempos de Pandemia”, que puedes comprar en Amazon