Buena acogida de la II Jornada Patrimonio, Identidad y Semana Santa en la Región de Murcia, que ha abordado la ‘Semana de Pasión’ lorquina

El alcalde, Fulgencio Gil Jódar, moderaba en la tarde de este jueves la mesa redonda ‘La Semana Santa de Lorca. Una pasión diferente’, en el hemiciclo de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. En la introducción al tema de debate hablaba de la ‘sana rivalidad’, término poco habitual en la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. «Sana rivalidad presente en los tronos, en las flores que los adornan, en los costaleros y portapasos que llevan a hombros a las imágenes, en la lluvia de pétalos que cae desde lo más alto al paso de los titulares, en las bandas de música, en los bordados en oro y sedas que visten a los personajes, en los carros, carrozas, caballos…». Esa rivalidad, insistía es «uno de los principales signos de identidad de la Semana Santa de Lorca, como la presencia de cientos de caballos de las mejores cuadras de todo el país y los bordados en oro y sedas». Las cofradías, en colaboración con el Ayuntamiento de Lorca, han logrado que una artesanía en vías de extinción, el bordado en oro y sedas, «recupere su importancia. El principal problema, el relevo generacional, está resuelto con las actuaciones llevadas a cabo, la última, hace pocas horas, lo que permitirá ‘nutrir’ de nuevas bordadoras los talleres de las cofradías de Semana Santa». Y recordaba la importancia de los bordados lorquinos que se constata «por la presencia de doce de ellos, los únicos textiles declarados Bien de Interés Cultural por el Estado español, y que cada año pueden verse desfilar en la Semana Santa de Lorca». Aportaba que la Semana Santa lorquina «es diferente a cualquier otra. Es un abanico de posibilidades, con procesiones tradicionales en las que el silencio está muy presente, como las que tienen como escenario la ‘vieja ciudad’ o el barrio de San Cristóbal. Y los Desfiles Bíblico Pasionales, que transcurren por la calle Lope Gisbert, la carrera secundaria, y la avenida de Juan Carlos I, carrera principal. Son de una vistosidad única. Con cientos de personajes perfectamente ataviados, sin dejar nada a la improvisación. Es una Semana Santa en la que la religiosidad está muy presente. Los desfiles que se llevan a cabo son un catecismo viviente en plena era de la globalización y tecnología del siglo XXI». Y concluía manifestando que «es una Semana Santa diferente que hay que conocer, que hay que vivir… La mejor del mundo entero, como constatan los miles de turistas que acuden a presenciarla».

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