Un Domingo de Ramos donde el Paso Blanco será protagonista
Todo listo para disfrutar mañana de multitudinaria procesión, donde destaca la espectacularidad y el trono de San Juan Evangelista, llevado a hombros de un centenar de portapasos ataviados con túnicas hebreas
El Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, representado con un espectacular Desfile Bíblico, donde volverán a destacar los numerosos hebreos con sus túnicas realizadas a semejanza de las usadas hace 2.000 años, al tiempo que portaban palmas y ramas de olivo.
Esta procesión, del Paso Blanco, representa la entrada de Jesús en Jerusalén una semana antes de la Pascua. El Pueblo Hebreo, representado por miles de lorquinos, aparece en procesión por primera vez en 1855, siendo el primer grupo bíblico en salir en las procesiones lorquinas.
Paso Blanco
El Paso Blanco desfilará con el grupo más amplio, el Pueblo hebreo, que representó la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Entre los hebreos, Jesús montado en su borriquillo entre sus apóstoles.
A continuación, la carroza Anticristo, de gran espectacularidad en la carrera por la gran caracterización del grupo, que cierran los cuatro jinetes del Apocalipsis; tras ellos la imagen de San Juan portada a hombros por 80 cofrades.
Destacar también la presencia romana, con carros y una cuidada caracterización de personajes como Octavio, Teodosio, Constantino, Licinio y Magencio.
Tras los blancos cerrarán la comitiva los estandartes de San Juan y los nazarenos de la Virgen de la Soledad.
El Paso Negro en el Domingo de Ramos
Tras la representación blanca, cerrarán la comitiva los estandartes de San Juan y los nazarenos de la Virgen de la Soledad. La titular del Paso Negro desfilará en su trono, acompañada de un tercio de nazarenos
ETÍOPES, EMBLEMÁTICO GRUPO AZUL .La caballería etíope es uno de los grupos más significativos del Paso Azul. Jinetes sin montura a lomos de veloces caballos que recorren toda la «Carrera» ejecutando espectaculares saltos, acrobacias y equilibrios. Levantan los palcos y los azules enloquecen y aplauden sin cesar sus temerarias peripecias.