EL MUSEO DEL FERROCARRIL DE ÁGUILAS

Por Juan Fernández López
(A mi buen amigo Antonio Ramírez Abellán)

Es un hecho frecuente que todo aguileño que vive fuera del pueblo tiende a volver a la tierra que le vio nacer, buscando en ella las huellas de los rasgos característicos de sus antepasados y la amistad de sus paisanos y amigos. Todo ello unido a la sensibilidad que nos faculta la naturaleza para relacionarnos con nuestro mundo externo, modifica nuestra sensibilidad y nos hace sentirnos felices contemplando los lugares donde vivimos los mejores años de la vida, los de nuestra juventud.

Quizás, por ello, este año como tantos otros, decidiera volver a Águilas el Viernes de Dolores para honrar en su fiesta a nuestra patrona, la Virgen de los dolores y, a quedarme hasta el Domingo de Pascua, para ver los desfiles procesionales de nuestra Semana Santa y relacionarme con mis amigos y paisanos del pueblo. Pero como nuestro pueblo,a Dios gracias, es el punto del Arco Mediterráneo donde la primavera se quedó para siempre; el sosegado clima que nos ofrece tan privilegiado lugar, nos permite caminar sin pereza por las calles y plazas del pueblo y, hasta nos invita a dar largos paseos por los bellos parajes de su entorno.
Fiel a mi planteamiento. Una tarde que paseaba por la zona de la Estación, al cruzar frente a la puerta del Museo del Ferrocarril, ubicado bajo la rampa que da acceso a la grada de salida de los trenes, pude saludar a mi buen amigo Antonio Ramirez Abellán (conocido por los aguileños, como Antonio “El Cegarra»), que estaba sentado en la puerta. Mientras conversamos, Antonio me comentó que él se ocupaba del mantenimiento y custodia de las instalaciones del museo.
Mi amistad con Antonio viene de lejos, porque ambos crecimos juntos en la zona del pueblo del “Caño de los Arcos”. Después de saludarnos me invitó a pasar al recinto donde, ayudado de sus técnicas y fluidas explicaciones, pude admirar y comprender la importancia de la espléndida colección de instrumentos y valiosas piezas antiguas relacionadas con la industria ferroviaria que ocupan las vitrinas y los estantes del citado establecimiento cultural. Pero además del inmenso número de variadas piezas antiguas de la industria mecánica- ferroviaria que había visto en los estantes del recinto; sobre las paredes, -expuestas a la vista del visitante- luce una importante colección de fotografías antiguas de todos los ferroviarios aguileños que se unieron al ferrocarril a través de los años desde el año 1890, fecha en que éste llegara al pueblo impulsado por los promotores ingleses que todos sabemos.
Tantas fotografías juntas de aquel grupo de personas que en otro tiempo fueron protagonistas del teatro de la vida de Águilas, a las que muchas de ellas tuve el honor de conocer; por el respeto que siento hacia su recuerdo, me gustaría nombrarlos a todos por su nombre. Sin embargo, temiendo olvidarme de alguno de ellos, prefiero ofrecer este modesto homenaje a la memoria de aquella muchedumbre de paisanos compuesta de grandes músicos(alumnos todos del que fuera ilustre director y fundador de la Banda de Música de Águilas, D.Francisco Díaz Romero); excelentes futbolistas del equipo titular del “Águilas C.F”.; magníficos profesionales del ferrocarril; respetables colaboradores de la administración cultural y política del pueblo; rectos y bondadosos padres de familia, y notables aguileños que supieron elevar con su nobleza y buen porte, el nombre de nuestro pueblo de Águilas hasta el privilegiado lugar que ocupa hoy. Después de todo, teniendo en cuenta el 125 aniversario de la llegada del ferrocarril al pueblo de Águilas que tanto ha celebrado recientemente la Asociación de Amigos del Ferrocarril”El labradorcico” de Águilas, bajo la presidencia de D.Miguel Losilla Sánchez, no puedo silenciar, al menos, una pequeña parte de aquella memorable historia.
De todos es conocido, que “el 24 de Marzo de 1890, se procedió a la inauguración protocolaria del trayecto de la línea de ferrocarril Águilas-Almendricos, acto importante en la historia de nuestro pueblo, al que asistieron las autoridades locales, encabezadas por el entonces alcalde D, José Hernández Muñoz, con otros dirigentes representantes de las empresas constructoras, empleados y público en general. El acto fue bendecido por el entonces Rvdo. Cura párroco D. Natalio del Toro Fernández. Aquel tren compuesto por varios vagones de pasajeros, con las autoridades y los invitados fue arrastrado por la locomotora nº 130-2122 denominada “Lorca”, y partió de la estación de Águilas a las 9,30 horas con destino de ida y vuelta hasta la estación de Almendricos, con parada en Pilar de Jaravía y Pulpí, donde fueron recibidos por las autoridades pertinentes acompañadas de la banda de música y numeroso público.Días más tarde, el 1 de Abril del mismo año, llegó a la estación de Águilas el primer tren comercial, siendo esta la fecha que se considera oficialmente de apertura al servicio público el Ramal ferroviario Almendricos-Águilas”.
Que posteriormente, la concesión para el Muelle Embarcadero”El Hornillo”, lo fué por R.O de 23 de Noviembre ded 1.899, y el ramal para enlace con la estación de Águilas, en 30 de Enero de 1902. Que el primer embarque de mineral de hierro después de perfeccionado el sistema de “cintas” y “canales” tuvo lugar en el año 1904, si bién como vía de prueba se cargó el vapor “GREANTLAND” el 18 de Agosto de l903. Y que, en 1969 cesó la actividad por cierre de los yacimientos, tras 66 años. El mineral de hierro procedía de las minas de las sierras de Granada y Almería ( Sierra de Filabres, Bacares, Serón y otras). Se trasladaba en vagones denominados “yankis” por haber sido construidos en los Estados Unidos de América.
Todo el mineral iba destinado a Inglaterra vendido a bajo precio con el natural detrimento de nuestra economía, que después tenía que comprar el acero a “precios prohibitivos”. A pesar de ello, los aguileños se mostraron siempre agradecidos con los promotores del proyecto, por lo que comercial y humanamente significaba para el futuro del pueblo. Pero eso no quiere decir que no supieran que aquel fue un negocio pensado en el lucro, como tantos otros en los que por aquellos tiempos participaban los inversores ingleses, que conocían bien esta classe de negocios por la experiencia que tenían en sus relaciones con la “Commonwealh (En inglés, el término se usaba originalmente para referirse a un sistema de gobierno dedicado a aumentar el bienestar social o la riqueza común, a diferencia de todo aquel gobierno cuyo fin era el beneficio de un individuo o de una clase”.
Por aquella época, a nivel mundial. Desde que George Stephenson inventara su locomotora de vapor “The Rocket”, el ferrocarril siguió su andadura con mayor energía. El año 1830, se construyó la primera línea interurbana ferroviaria del mundo, que unió las ciudades de Manchester y Liverpool, por medio de un tren arrastrado por la locomotora de vapor citada anteriormente, a una velocidad de 16 km/h, hecho con el que se puede decir que se dió paso a una nueva era en el transporte de personas y mercancías que habría de cambiar el concepto social y comercial de la humanidad. Otro importante proyecto ferroviario iniciado en la presidencia de Abraham Lincoln, por parte de las compañías ferroviarias Unión Pacific y Central Pacific, fue el transcontinental de los Estados Unidos de América que unió la ciudad de Omaha (Nebraska) con Sacramento los años 1860, uniendo asi la red de ferrocarriles del Este de los Estados Unidos con California, en la costa del Pacífico. Se finalizó cuatro años después de la muerte del presidente Abrahan Lincoln con la famosa ceremonia Golden Spike ( Clavo de oro) celebrada el 10 de mayo de 1869 en Promontory (Utah). Es a tener en cuenta, la Gran Central, esa estación terminal en la Calle 42 y avenida Park en Midtown Manhattanen la Ciudad de Nueva York. Construída y nombrada por el Ferrocarril Central de Nueva Yorken el apogeo de los trenes de larga distancia de Estados Unidos, como la estación de trenes más grande del mundo en número de andenes.