Adiós a Feliciano padilla, parte de la historia reciente de Lorca
El Merendero Padilla forma parte de la historia y vida de todos los lorquinos. Fue fundado en 1966, por Don Feliciano Padilla, y comenzó siendo un kiosco-bar, al aire libre, muy parecido a las actuales casetas de feria
El pasado miércoles fallecía Feliciano Padilla, el gran capitán de un negocio hostelero que no solo es un referente en Lorca, sino en toda la Región de Murcia. ¿Quién no conoce este lugar? Es una tradición, que se renueva año tras año, pasar por este lugar en su temporada de primavera-verano, disfrutando siempre “a la fresca” del buen ambiente del lugar, que se sitúa en uno de los mejores espacios de la ciudad, en su corazón, Las Alamedas.
El Merendero Padilla forma parte de la historia y vida de todos los lorquinos. Fue fundado en 1966, por Don Feliciano Padilla, y comenzó siendo un kiosco-bar, al aire libre, muy parecido a las actuales casetas de feria (aunque un poco más pequeño, tengamos en cuenta que corrían los años 60). Se colocaba junto a las atracciones de feria, dando a los visitantes la oportunidad de comer unas salchichas o unas morcillas con refrescos mientras visitaban la feria, y al aire libre.
Cuando el recinto ferial se ubicó en el solar que hay junto a la plaza de toros de Sutullena, el merendero se instaló, en 1966, en una parcela de seiscientos metros cuadrados de la alameda Corregidor Lapuente. Con el tiempo se amplió hasta superar los 3.000 metros cuadrados, contando también de una amplia zona de aparcamiento junto a la Alameda Doctor Pío Pérez Periago.
Feliciano Padilla siempre ha querido destacar que sus inicios en la hostelería se remontan a 1963 “cuando tres amigos nos juntamos para invertir 38 pesetas cada uno para montar un chiringuito en la feria de Lorca, que en aquellos tiempos se montaba en la zona de las Columnas. Y me dijeron “si ponemos el chiringuito, tú tienes que llevar el control… bueno, pues ahí empezó todo”.
Por el Merendero Padilla han pasado muchos famosos. “Recuerdo a Antonio Molina, al cantaor al cantaor le encantaba nuestro vino. No se me olvidará aquella noche que se bebió una noche 5 vasos seguidos, y se puso tan borracho que no podía mantenerse en pie, puntualizó Feliciano Padilla en una entrevista.
Cerramos el artículo como lo empezamos, dando un adiós a Feliciano Padilla, que supo hacer populares los típicos bacalaos, las tapas variadas, las patatas con ajo, los buñuelos, el pollo, queso, conejo, arroz, pinchos, caracoles, lomos asados o ensaladas, entre otros muchos manjares, conociendo en todo momento los gustos de sus clientes que, por supuesto, lo echarán de menos.