Amigos, hermanos

Una iniciativa como la llevada a cabo por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, denota algo más que solidaridad, aunque a simple vista estas actuaciones se califiquen de tales.

No solamente por la envergadura de la iniciativa, a la cual también hay que decir que la sociedad aguileña también se ha volcado por completo, sino por el empeño y cariño que estas personas ponen en ella.

Y es que no se trata únicamente de apoyar materialmente a un pueblo que sufre las consecuencias de muchas injusticias, al margen de los desastres naturales como es este caso en concreto, sino también de prestar esa ayuda que no tiene forma, ni se traduce en hechos puntuales, como es la incondicionalidad emotiva.

Porque la mayoría de los asociados a este colectivo sienten algo más por estas gentes, a las que por circunstancias de cercanía personal consideran como familias. Es, definitiva, una gran familia, la formada por los saharuis y los aguileños que conforman la asociación.

Por eso, allí no solamente llegará la ayuda en forma de elementos que servirán para paliar sus necesidades más básicas, sino que también se acercará junto a la caravana un cargamento de amor para todos y cada uno de los refugiados.

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