Derecho al honor

Parece que a la señora hermana de la señora esposa del conocido por príncipe español de la dinastía Borbón, el señor Felipe, le molesta que la acosen los medios de comunicación, que la sigan y que den cuenta de su vida. Y tiene razón. ¿ Qué ha hecho la pobre para que cada vez que se queda embarazada o que va a enterrar a una hermana suicidada tenga un montón de cámaras detrás de ella ?. Méritos tiene pocos, la verdad. Pero en un país de cotillas son más que suficientes para que media España esté pendiente de ella, que lo único que tiene de raro es el nombre. El apellido es más vulgar. Pero si empezamos a tirar de la manta, veremos que tampoco su hermana, metida a Borbón/a consorte, tiene mayor interés ahora que cuando leía los telediarios con sus bonitos ojos almendrados.

Que si se ha cambiado el peinado, que si está adelgazando peligrosamente, que si parece que Felipe no ha escuchado nunca de su boca eso de “ tú me estrenas “ ; en fin, que estamos deseando crear morbo donde el interés cabal es prácticamente nulo. Porque si nos ponemos a tirar de la manta, tampoco el Borbón de 40 tacos ha demostrado nada hasta ahora que no sea tener una novia pija catalana y otra hermosa sueca y hacer la mili enchufado. A este paso va a seguir el camino del orejón inglés, que se va a jubilar sin ceñir corona.

Bueno, pues creo que la señora esa con nombre de película americana de los años 90, del excelente Ridley Scott, tiene razón. Y ha intentado lo que muchos quisieran, que salir a la calle no sea una penitencia simplemente por ser la hermana de la Leti.

El problema es que demasiada gente vive del morbo de exponer a la luz pública la anodina y regalada vida de otro montón de personas que han hecho muy poco por los demás como para merecerlo. Otra cosa sería que ese enorme número de periodistas estuviera pendiente de las hazañas del padre Vicente Ferrer en Anantapur. Ese hombre sí merece que le sigan y publiquen sus andanzas. Pero el hombre no tiene un cuñado de tanta alcurnia.

Si esa prensa maldita valorara lo que de ejemplo consigue con ir tras las novias taradas de los futbolistas famosos, hacerles preguntas fáciles, que puedan entender y esperar a que generen por sí mismas una respuesta de escuela de primaria, podría empezar a valorar que seguir a grandes hombres y mujeres que hacen el bien sin esperar palmaditas, sería más rentable para sus tristes carreras profesionales.

Patético es entrevistar a la grande de España, la más grande de Europa, haciéndole hablar con media lengua para chotearse luego de ella. O entrevistar al bobo del hijo de una floclórica, follarín de fulanas de medio pelo. Eso sí tiene más resultado, se vende mejor. Y es que nos gusta reírnos de quien tiene más pasta que nosotros. Debe ser.

El problema es que esos sujetos ridiculizados pueden acabar siendo modelos para otros tantos sujetos en ciernes, chicos y chicas en proceso de maduración que ven que por tarado que sea uno, puede salir en la tele y ser una estrella que ven cinco millones de personas……y los paisanos de su pueblo. Quien les sube a los altares son esos periodistas cutres que viven de exponer las vísceras de los que son famosos sin haber hecho nada para ello.
Las últimas noticias son que el fiscal le ha dicho a la señora Telma que se olvide, que el derecho al morbo de los españoles no lo toca ni dios. Aleluya.

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