El cine malo

Es cierto que hablar de cine malo es algo bastante subjetivo. Los criterios para considerar una peli infame o una obra de arte son tan libres como para decidir si una paella está mal hecha o para chuparse los dedos. Un servidor sólo puede exponer sus criterios propios, normalmente basados en razonamientos y experiencias propias.

Y si son razonados, mejor. Por ejemplo, una película de Steve Martin es, a priori, una mierda. Más o menos como las de Meg Ryan. Que nadie me busque viéndole la cara a estos señores/as. No estaré. Probablemente estaré viendo “Casablanca” por enésima vez.

Viene esto a colación por el maltrato que el otro día ( lunes 11.05.09 ) nos aplicó la puta tele, que nos programó, a la misma hora afortunadamente, una película de Jean Claude Van Damme y otra de Steven Seagal. A priori, insisto, malas de morirse ambas dos.

Y lo puedo razonar. Por otra parte, se avisa la segunda parte de “Noche en el Museo”, o algo así. Por cierto, el tal Ben Stiller también habrá hecho algunas cosas buenas; ahora no recuerdo ninguna. Lo que no quita para que esté forrado con tamañas porquerías.

También es una pena ver a Diane Keaton tirándose por el barro con películas como la que está ahora en cartel, “La madre de él”, con lo que ha sido la mujer y la mala racha que lleva. Debería asesinar a su agente, que la lleva por el mal camino. O el camino justo para que nadie se acuerde de ella y de su “Manhattan” y sus “Padrino”, su “Annie Hall” y sus “Interiores”. En fin, que ha pasado mucho tiempo y no siempre las cabezas van a más. Como la de Meryl Streep, que también ha perdido neuronas. A pajera.

También ha estado semanas en pantalla la peli “Una pareja de tres”, que no trata, como muchos saben, de una propuesta sexual sino de la vida de dos pijos desocupados con un perro. Aún estamos muchos a la espera de que lleguen a Águilas “Gran Torino” y “Los abrazos rotos”, cine de Almodóvar que a otros tantos espanta y que a algunos nos fascina, como en su época Buñuel, que era ateo gracias a Dios.

También estamos a la espera de que recale el cine francés que se está haciendo, ya que el árabe y el alemán no nos va a llegar ni pidiéndolo humillados de rodillas.

Un ejemplo, cuando viene alguna peli que se deja ver a los cines de Águilas, como “El desafío. Frost contra Nixon”, además de que la chica que vende las entradas está obligada a informar de que la película es subtitulada, suele avisar para que enciendan la sala. Pues bien, entramos nueve personas y a los 10 minutos de empezar quedamos cuatro. Una pena. Una tristeza. Y no es que la película fuera una maravilla, pero tenía su interés, al menos por eso, por ser subtitulada. El desprecio por el cine con las voces auténticas, con un inglés fluido y con grandes subtítulos espanta a la peña.

Vuelvo al ejemplo de la paella, en algunos sitios te las hacen muy buenas y en otros malas rematadas. Desde que se retiró Diego Ruano hemos bajado mucho en paellas en este pueblo. Según mi criterio. Sólo Vicente Baldó, en el restaurante La Marina, las borda en la actualidad. Según mi criterio, insisto. Y lo puedo razonar.

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