Gripe
La manera de bautizar una mascota, un hijo, un vegetal o una pandemia nunca es inocente. Si por ejemplo a nuestra mascota,un Pitt bull agresivo que necesita bozal para no zamparse a los niños que juegan en las alamedas lorquinas,le espetamos el nombre “Killer”bien podemos deducir que tal vez presenta un carácter algo psicópata.
Si en cambio a nuestro primer vástago, de común acuerdo con el padre y tras deliberar con enorme gozo, le ponemos Jonathan Kevin José, desde luego se podrá concluir que no somos ,precisamente, unos amantes de la literatura de Quevedo, Góngora y Cervantes, que en casa no escuchamos a Chopin, que devoramos los culebrones cotidianos, así como los programas del corazón que posiblemente seamos fan de la Esteban y que nos guste vestir chándal a la menor oportunidad porque el moderno pijama es muy socorrido y cómodo. Por suerte ha menguado el histerismo de esta gripe antes llamada porcina y ahora simplemente universalizada como” gripe A”.
La situación en principio, está bajo control pero no puedo sino admirar a los tipos que han decidido bautizar a esta enfermedad como “gripe A” porque, en efecto, suena más aséptico ,y en cualquier caso, asusta y ofende menos que el nombrecito de “gripe porcina “binomio mas agresivo que se presta a la confusión porque algunas personas creíamos que mutaríamos en cerdos hasta fallecer desangrados como gorrinos en día de matanzas. Ahora que la pandemia se llama “gripe A” se habla menos de ella, se sufre menos con ella, y en consecuencia, ya podemos volver a nuestros quehaceres habituales sin preocuparnos por comprar unas de esas mascarillas que en realidad sirven para poco o nada, según me sopla algún medico amigo. Gripe A será el nombre con que bautizare al velero que me compre cuando me toque la bonoloto, y así estará prevenido de los ataques de los malignos piratas.