Perder el Norte
Sociopolíticamente, es más correcto decir que alguien ha perdido el norte a acusarlo de que está desvariando. Y mucho menos comedido sería referirse al citado individuo con el comentario metafórico de que la cabra tira al monte.
No dejan de ser tres acepciones referidas al mismo comportamiento, aunque también es verdad que, por las características de cada momento, a veces optamos y elegimos con toda premeditación.
Cada una de ellas tiene su intríngulis. Y como quiera que estamos viviendo un época que la que, por las causas y objetivos que fuere, abundan las personas, instituciones y entidades con este tipo de conductas, pues a cada una de ellas se le aplica, de forma individualizada, la que más nos gusta o concuerda con lo que, subjetivamente, queremos expresar.
Por aquello de que la Estrella Polar, o Estrella del Norte, era la brújula de los navegantes, que procuraban ir surcando mares con ella como guía, perder el norte no es otra cosa que estar desorientado o actuar, a veces con premeditación, desconcertadamente. También puede entenderse como sinónimo de perder la razón y comportarse de manera desordenada y errática, propia del que no sabe dónde está ni lo que hace. Pues eso.
Si de desvariar se trata, el sentido de este verbo no es otro que decir locuras o despropósitos y apartarse del orden regular. Y quede claro que este orden regular no es el que marca una doctrina o un ideario.
Finalmente, la cabra tira al monte cuando, no pudiendo teatralizar más, retoma sus orígenes -ya sean éstos instintivos o de cuna- y vuelve al escenario que ocultó, maquiavélicamente, tras un mimético telón en un momento determinado.
¿Ejemplos?. De todas las variantes y para todos los gustos.
Uno. Desde algunas filas políticas se está proponiendo la rebaja de impuestos, dicen que para adaptar la cosa económica a la actual situación de crisis. Después, cuando las obras que a cada cual les afecten no se puedan realizar por falta de esa liquidez presupuestaria que, mire usted por donde, procede de la recaudación de tributos, pondrán el grito en el cielo. ¿Qué se podrá decir de ellos?. ¿ Que están desvariando, que han perdido el norte o que la cabra tira al monte?.
Otro más. Sobre el presidente Obama, otras dos perlas que bien pudieran ser desvaríos más que otra cosa. En el escenario de la primera, la oposición yanqui, o sea, el Partido Republicano, acusa al flamante inquilino de la Casa Blanca de conducir a Estados Unidos al socialismo. ¡Virgen del Amor Hermoso!, que diría un creyente con perfil folclórico. Y todo porque el primer presidente estadounidense de color está intentando gobernar mirando a las carencias y anhelos de la sociedad. Y la segunda, y esta si que rayaría en el desvarío o el delirio si no fuera porque sabemos que es puro teatro, descansa en la afirmación del periódico portavoz del Vaticano: Obama se está zapaterizando. ¡Toma ya!.
A propósito de ello, tal vez fuera un tanto arriesgado, o gratuito, vamos, un desvarío, decir que la Iglesia está perdiendo el norte. Una aseveración tan tajante metería en el mismo cajón a ciudadanos –muchos de ellos, teólogos- que, sintiéndose dentro de ella, distan mucho de formar parte del corifeo teocrático. Y, por lo que más cerca tenemos, del fundamentalismo de los jerifaltes de la cosa vaticana en España.
Y como estos, un montón de ejemplos más. Desvariar, tirar al monte, como la cabra, o perder el norte. Lo mismo da que lo mismo tiene. Eso sí, habremos de tener muy en cuenta que, como si de un misterio se tratara, unificando el trino en una, hay muchas caricaturizaciones para este despiste, ya sea ingenuo, enfermizo o premeditado.
Y es que a veces es por pura y dura incultura; en otras ocasiones se escenifica, deliberadamente, a sabiendas de la inmadurez y/o ingenuidad del aforo o auditorio; y en otras tantas ocasiones el acusado de perder el norte lo está haciendo con premeditación, alevosía y una dosis de cinismo que muchos ciudadanos descubren aún sin la ayuda de la Estrella Polar.