Que se ocupe papá estado

Ya se está convirtiendo en costumbre. Y el caso es que puede, fácilmente, cundir.

La tendencia parece que así lo indica. Me refiero a la cómoda postura de pasarle el muerto a la administración. Yo siempre he dicho que el estado está ahí, para administrar nuestras inquietudes sociales más legítimas, con nuestro dinero, desde luego, que por sí mismo no genera nada.

Pero de ahí a tener que ocuparse de todos los hijos difíciles de todas las parejas que no han sabido administrar su propia familia hay un abismo.

Por un lado es injusto económicamente para con los demás, con la inmensa mayoría, con los que no precisamos de la administración para educar a nuestros hijos.

Y por otro lado, el más injusto, para los propios hijos es que la desidia o la dejadez en el momento adecuado ha acabado consiguiendo unas cuantas decenas de padres que tiran la toalla con mayor o menor facilidad.

Bien claro está que se trata esta mía de una visión particular del problema de otros, que es, al menos, atrevida. Pero es que “se veía de venir”. La forma en que se venían administrando los deseos del nene, del rey de la casa, en muchas familias que todos conocemos, podía acabar generando pequeños hijoputas, más por la inoperancia de los papás-manta que de los propios perversos polimorfos, como se decía en los estudios de psicología infantil que tuve el acierto de realizar.

El pasteleo para que el nene no llore, para que no se frustre ha acabado generando monstruos. Y, siento decirlo, en el caso de algunos papás divorciados el problema se acentúa. Pero, por favor, que nadie nos quite el derecho a divorciarnos. No es fácil coordinar la educación de los hijos por parte de ambos padres en un mismo sentido. Pero se puede hacer. Hay ejemplos. Y muchos.

La cuestión es una mala administración de la disciplina , el no echar el freno en el momento justo, el no saber decir que no, el no saber dónde están los límites.

Sé que no descubro nada, pero tengo la libertad de salirme del tiesto y de decir lo que es políticamente incorrecto. Pero es que yo no recurro a papá-estado para que me saque las castañas del fuego cuando ya he metido la pata hasta el corvejón. Pero es que yo no recurro al dinero de los contribuyentes para que me resuelva lo que no he sabido resolver en casa, echándole un rato y un par de huevos. Esa es mi libertad de mirar por encima del hombro a algunos pavos que escurren el bulto para que alguien les quite de encima a esos monstruos generados en la propia casa para que se los devuelvan limpitos, dóciles y, si es posible, temerosos de Dios.

Sí es cierto que algunos chicos son auténticas bestias antisociales y causan más desperfectos en la sociedad que lo que le aportan , pero también lo es que los tratamientos debieran empezar en muchos casos por los padres más que por los hijos.

En muchos casos, más la avaricia que la necesidad, ha dejado a los niños en manos poco diestras para ser educados. En manos de los abuelos , por ejemplo, que no siempre con buena voluntad han conseguido los efectos que sí consiguieron con sus hijos. Ahora la vida es bastante diferente a como era hace 25 años. Los valores han cambiado y muchos no reconocen valor alguno. ¿Qué van a transmitir si los mismos padres no captan los valores más básicos?. Transmiten el vacío, y esa desidia es captada por los hijos en forma de no respeto, no disciplina, soluciones rápidas y fáciles a cualquier problema, relaciones poco afortunadas en la calle, drogas, etc.

Y la solución final, en los casos más patéticos: que se ocupe papá-estado de mi nene que yo no puedo con él, que me tiene hartito, que me lo enjuaguen y me lo envíen cuando sea sumiso y obediente, cariñoso y bobalicón………

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