Las cosas, por su nombre

Espero no molestar a nadie diciendo lo que pienso. Algún amigo ya me avisó de que hablar de Israel sólo me va a traer problemas porque, al parecer, ofendo a un ser supremo (del que no tengo más datos). Otra amiga, anteriormente, también me avisó de lo perjudicial que es mencionar la palabra de Israel en vano. Espero que ambos sepan distanciar el Israel que ellos veneran, por alguna lejana razón, del Israel que ofende a la raza humana, que entendemos la mayoría.
Lo que para unos significa ese nombre, dentro de su mitología, para otros muchos (muchos más, sin duda) significa un grupo social que invade, usurpa y asesina. No se puede echar una capa de terciopelo rojo para ocultar las humillaciones de un grupo étnico inmensamente rico sobre un grupo de miserables. Ya son sesenta años.
Acaba de aparecer una página web de promoción de Israel como país de ciudadanos. Échenle un vistazo, nada más ofensivo a la inteligencia humana. La presenta un sujeto joven, con una gran nariz, que dice que nació en España pero ahora vive en Israel y empieza a defender a éste último como “su “ país. Poquito desconsiderado sí parece. Y nos pasa unas imágenes absolutamente pervertidas sobre el Israel que él conoce. Nada de la situación de los presos palestinos por tirar piedras o disparar cohetes caseros para no dar más que en medio del campo. Nada se menciona de los 60 campos de refugiados donde malviven 4 millones de palestinos. Nada se habla en su vídeo del muro de la vergüenza. Sí que se muestran caras de tíos con tirabuzones y sombreros negros, pero ni una de niños palestinos ensangrentados por un bombardeo. Sí que se relacionan los nombres de los muertos israelíes en un par de páginas; otra cosa hubiera sido relacionar a los del otro bando, para lo que faltarían unas 15 ó 20 páginas más. Tampoco se habla de los enfermos palestinos con los riñones podridos que se quedan sin diálisis porque los israelíes les cortan el suministro eléctrico. Ni una palabra de la matanza de Marzo de este año, que no hace tanto para olvidarla. Nada, será un fallo. La web se llama, escatológicamente www.paisdemierda.org.
A ella puedo ofrecer, para ser justos, otra página, la del Comité Español de la ONU para refugiados de Palestina: www.unrwace.org, donde se puede leer la carta de una joven madre palestina, Najwa Sheik, por ejemplo. Visite usted, amable lector, ambas webs y ya me dirá. La primera es claramente tendenciosa y da la sensación de ser una gran campaña de imagen desarrollada por propagandistas muy bien pagados, empleando técnicas de ilusionismo propias de los nazis, a fin de disolver en nebulosa la mala imagen que tiene ese país y sus gobernantes ante el resto del mundo. La segunda web forma parte de la sección española de una institución de rango mundial que pretende defender a los más débiles ante los disparates de los más poderosos. Y tiene poco de tendenciosa, nada de política ni de ofender a la verdad, se exponen las realidades sobre las que está trabajando la ONU desde 1948 en que un grupo social ofendió al mundo. Aún así, hay personas que forman parte de grupos religiosos que obvian esta realidad y aprecian a Israel por alguna lejana cuestión que se pierde en la historia. Lo cortés no quita lo valiente.
Espero que el reflejo de mi profundo malestar por dicha web no moleste a mis amigos, a los que quiero y respeto cada vez que ponen los pies en el suelo.

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