«Me siento orgulloso de ganar la carrera de mi vida: conmigo mismo»

MARIO MOLINA / ATLETA LORQUINO
Por José David Millán

El atleta lorquino Mario Molina comenzó a correr con 30 años y 90 kilos de peso, padeciendo una arritmia, ansiedad y estrés e insomnio crónico que le han acompañado toda la vida. Nada ha podido detenerle

 

A buen seguro que el ávido lector que en sus manos sostiene este periódico cree que en esta página vamos a hablar de deporte. Nada más lejos de la realidad. Y es que la historia de nuestro protagonista, aunque está llena de éxitos deportivos, es más una historia de superación, de vida y de aprovechar cada segundo de la misma. Lo habrán visto en los podios de muchas carreras en la zona, pero antes de subir ha tenido que caer muchas veces. Mario Molina, atleta lorquino de 37 años, es nervio y energía pura. Mientras le hago esta entrevista no deja de “wasapear” un solo segundo. Atleta y persona muy popular en la ciudad, de él destacan sus amigos su ambición, su entrega, y su afán por ayudar a todo el mundo. Nació en Valencia por cuestiones de trabajo de sus padres. Sus primeros recuerdos en el “atletismo” son cuanto menos curiosos: “me he criado en el campo. Tenía 4 o 5 años y soltaba a los cerdos, ellos salían detrás de mí, y mi abuelo también para pegarme por aquellas travesuras”. Desde pequeño Mario destacaba por ser muy nervioso. En el instituto llegó a colgarse de una ventana avisando al profesor que “o quitaba el examen o se tiraba”. Ya más adelante también se lanzó pero a la carretera cuando iba conduciendo un coche. “Tengo ansiedad desde siempre y a los 19 años se unió una depresión muy fuerte”, comenta. “Mi etapa adolescente fue muy rebelde, mis padres se separaron, y me junté con gente que no debía. Fui a psicólogos y tuve que tomar ansiolíticos. Más tarde me detectaron una arritmia, una bradicardia extrema. El corazón late muy lento, tenía 31-32 pulsaciones en reposo. Le cogí pánico al deporte, a los espacios abiertos y llegué a pensar que me podía morir, por mi estado de ánimo. La gente no sabe por lo que he pasado para llegar hasta aquí”. Pero ni la ansiedad, ni la depresión, ni el insomnio, ni la arritmia, ni los acúfenos ni el síndrome de Gilbert que padece (aumentan los niveles de bilirrubina) fueron obstáculo para que Mario, un portento físico y mental, triunfara en el atletismo.
“Hablando con mi amigo ‘Carrillo’, que falleció en accidente de tráfico, me comentó que se me daría bien correr. Un día de mayo, hace 7 años, estaba en una comunión con una Ginebra en una mano y un cigarro en la otra, pasado de kilos y le dije a mi ex novia “voy a correr para ser el mejor de Lorca, y empecé yendo al Cejo”. No fue hasta diciembre de 2014 que pudo correr con asiduidad tras estar ingresado por un absceso de pus.

Disfrutando de su pasión
Y desde entonces hasta hoy, no ha dejado de disfrutar de su pasión. Pero Mario Molina no es un “runner” al uso: “no me privo de nada cuando como, incluso tengo colesterol, soy cervecero, y si salgo de fiesta es para hacérmela. En la San Silvestre del 2017 de Lorca quedé 2º por la mañana, y por la tarde me fui con mi hermana a acompañarla a la de Murcia. Quedé el 9º, corriendo a 3’12 el kilómetro tras haberme fumado medio paquete de tabaco y beberme bastantes cervezas de aperitivo. Sólo tomé un par de dulces, un café y un vaso de agua. Fui 3º hasta el kilómetro 4’5 pero por un dolor en el costado no subí al podio”.

 

 

 

 

 

 

Bronce en el Campeonato de España
Uno de sus mejores momentos llegó en el Campeonato de España celebrado en Sagunto (Valencia) en junio del pasado año: “no dormí nada el día de antes por mi insomnio crónico. Llevaba padeciendo una arritmia todos los días durante 3 o 4 meses y en la salida se repitió. Estuve a punto de retirarme pero me dije con lágrimas en los ojos “¿por qué no?”. Apreté los dientes y logré la medalla de bronce. No me lo creía”
Aparte del atletismo, y de trabajar como camarero, repartidor de mensajería, en un almacén o ser opositor, a Mario se le dan bien los instrumentos, ha actuado en teatro y cortometrajes, ha grabado cuñas de radio e incluso ha salido en el famoso programa de Telecinco, “Sálvame”: “en 2009 trabajaba en un teatro en directo interactuando con la gente, y entre el público había un ex concursante de Gran Hermano, Javier Palomares. Me dijo que le gustaba como actuaba y que le iba a vender a “Sálvame” su boda como exclusiva y quería montar una pelea en la que salía yo. Fue una gran experiencia”
Tras llegar hasta aquí con esta lectura, pensarán que alguien como Mario, que ha tenido que superar todo tipo de adversidades no le teme a nada, pero su mayor miedo es el Alzheimer: “una de las cosas que más valoro son mis recuerdos y la gente que he conocido, gracias a ellos soy rico sin tener una peseta”. Ahora disfruta de ello, de sus pasiones y de la gente que quiere. Nadie le ha regalado nada: “Es la carrera de mi vida, conmigo mismo, y me siento orgulloso de todo lo que he conseguido superar”.
Y es que por muchas piedras que te encuentres en el camino, en cualquier faceta de la vida, al final el que se pone las zapatillas y se las ata eres tú. Lo importante no es la salida ni la meta, sino cómo afrontas el camino.

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