¡Una brújula, por favor!
Desde hace algunos años tengo la sensación de que vivimos en un mundo que “ha perdido el Norte”. Conforme pasa el tiempo el desequilibrio social aumenta, en lugar de disminuir.
Es como un vehículo en el que falla la dirección y no puedes conducir en línea recta. Uno no puede evitar sentirse turbado ante la visión de imágenes espantosas, o ante comentarios disparatados que nuestro pobre cerebro no puede “procesar”. Esta última semana los mensajes que nos llegan alcanzan la cumbre de lo grotesco, lo aberrante, lo inconcebible. Algunos ejemplos:
Una mujer que muere asesinada por su marido. Una víctima más, en lo que va de año, de este tipo de violencia que, al parecer se ha puesto de moda. El gobierno de un país que vive en continua violencia interna anuncia al mundo que va a destruir en los próximos días a otro país, eliminándolo definitivamente.
Un gobierno que no es capaz de organizar su propio estado va a eliminar a otro que, en seis días, hace cuarenta años, destruyó el ejército de unos aliados mucho más potentes. Un padre mata a su hija de dos años a golpes. No en un país del mal llamado “Tercer Mundo”, sino en la Unión Europea; no un pobre infeliz acosado por las drogas y la indigencia, sino un empresario bien acomodado. Un prepotente país del “nuevo mundo” se dispone a instalar en la “vieja Europa” una barrera armamentística para defenderse del posible acoso militar de otro. Ante lo cual el presidente de otro país europeo, enemigo histórico de éste durante décadas, amenaza con tomar represalias al respecto. Un asesino múltiple que está fuera de la cárcel, aún no se por qué (perdonen mi ignorancia), amenaza a los jueces y a la sociedad española, en general, con volver a hacer huelga de hambre si le ponen un control en forma de pulsera…
Bueno, basta de ejemplos porque la lista sería interminable. Pero dicho así, como lo he hecho, sin dar nombres de personas ni países, ¿Qué les parece a ustedes? Esto no tiene pies ni cabeza. Y eso teniendo en cuenta que pertenecemos al “Mundo desarrollado” y estamos en el S. XXI. Lo cierto es que ahora, como hace dos mil años, el ser humano sigue siendo el mismo, su cerebro funciona igual y también sus instintos y emociones.
Seguimos necesitando una brújula que nos indique la dirección, porque no sabemos guiarnos por el sol día ni por las estrellas de noche. La naturaleza creada no la apreciamos como debiéramos y necesitamos imprescindiblemente una ayuda.
Personalmente utilizo desde hace años una brújula perfecta, un instrumento que me marca la dirección y me permite andar con seguridad y confianza: La Biblia. En ella DIOS nos guía con perfección. Nos dice a los hombres que tratemos a nuestras mujeres como “vasos frágiles”, y que las amemos. Nos insta a estar en paz unos con otros, abandonando la violencia y la venganza. Nos exhorta a cuidar con cariño a nuestros hijos y a disciplinarlos con amor y paciencia. Nos aconseja que amemos a nuestros enemigos y perdonemos a los que nos hacen daño.
Se que alguno de ustedes pensará ante estos preceptos: “Parece Santa Teresa de JESÚS”. Piensen lo que quieran, pero sepan que ustedes, como todos, necesitan la Palabra de DIOS si no quieren seguir perdidos sin conocer la dirección