En tan solo unas semanas volverán a Lorca
Entre sonrisas y lágrimas nos atendieron las residentes de San Diego que circunstancialmente se encuentran en la Residencia de San Francisco, en nuestra localidad, tras lo acontecido el pasado 11 de mayo. Día en el que el lugar que había sido su hogar durante los últimos años quedó muy deteriorado.
Al llegar a la residencia, nos recibe Mariló Gallardo, trabajadora social del centro, que nos cuenta como la propia residencia fue a buscar con sus medios a los 16 ancianos que ocupan temporalmente las instalaciones de San Francisco.
Las lorquinas se encuentran en un salón común, en el que anteriormente realizaban los residentes de Águilas diferentes actividades de ocio.
Ya ha pasado algo más de un mes, pero María Quiñonero no olvida lo sucedido, “estábamos todas en nuestra residencia, unas haciendo molde, unas cosían y otras conversaban cuando de repente prácticamente saltamos del sillón por el terremoto, y nos asustamos de los pies a la cabeza”. El segundo terremoto, nos cuenta María que no les asustó como el primero ya que se encontraban en el exterior de San Diego y no lo notaron tanto.
Por una parte, María Torres asegura que están encantadas con el servicio, que están muy satisfechas con el trato y los servicios que están recibiendo por parte de los trabajadores de la Residencia de Águilas. La señora Torres nos dice que durante el terremoto tan solo pensaba en sus hijos que viven fuera del país pero que el día siguiente el de Alemania vino a visitarla para ver como se encontraba.
La tercera María es de apellido Molina y nos cuenta el buen trato y lo bien que está en las instalaciones de San Francisco, junto a sus compañeras.
Por su parte, Carmen Pérez, con lágrimas en los ojos y emocionada recuerda como vivió el terremoto del que todavía reconoce estar muy afectada, pero a la vez, relata lo rápido que actuaron para que esa noche no durmieran en el jardín de la residencia. Carmen reconoce estar muy a gusto en Águilas, pero se identifica por ser muy lorquina, por lo que desea volver pronto a su ciudad y reencontrarse con sus compañeros que se encuentran en otras residencias.
Todas coinciden en resaltar la labor de su directora Juana Mari Díaz, a la que definen como que “es un cielo”.
En nuestra visita a la Residencia de San Francisco nos encontramos con Montse, Juana y Encarna, tres de las gerocultoras que trabajan en la Residencia San Diego y que ahora realizan sus servicios en los diferentes centros por las que están repartidos los residentes de San Diego. Un esfuerzo que realizan a diario para trasladarse hasta su temporalmente destino de trabajo. En tan solo unas semanas, los residentes de Lorca podrán volver a reencontrarse en Asprodes, las instalaciones que van a utilizar mientras que se reforma su residencia.