Hay caminos y un camino

Francisco López Belmonte

Usted, que día tras día se enfrenta con posibles caminos y diversas realidades, ¿sabe con certeza hacia dónde se dirige? Porque sería muy sencillo imaginar nuevas posibilidades a partir de antiguas percepciones, y al mismo tiempo descender a un nivel inferior del que se espera de nuestra existencia.

No dejo de asombrarme cuando una persona exterioriza, mediante preguntas, quejas y argumentos, su genuina búsqueda espiritual. Sí, digámoslo de una vez por todas: Abundan los que callan a este respecto y son muy pocos los que sinceramente exponen lo que tienen en lo más hondo de su corazón (o de su mente, que es lo mismo). Pero es mucho más frustrante advertir que un creciente número de personas se mueve por los senderos de la ambivalencia, permitiéndose creer que «todo está bien«.

¿Por qué ignorar las señales? ¿Qué razón hay para el atropello? Los atajos no siempre conducen a buen término, aunque por momentos el viaje parezca más ligero. Conozco a ciertas personas que tuercen la verdad, ajustando la comunicación de los hechos según sus propios intereses. Así, de manera «objetivamente subjetiva» intentan construir un mundo que se adapte a su cosmovisión, a sus conveniencias, transgrediendo en el camino las fronteras de la tolerancia y el respeto por la diversidad cultural. En ciertas ocasiones, he hablado con alguna de estas personas y he tratado, humildemente de hacerles comprender… sin embargo no he logrado hacerles entender la gravedad del asunto. Continúan sembrando suspicacias, creando problemas en beneficio propio y distorsionando la realidad. Es por ello que debo admitir como cierto lo que escribió Khalil Gibran: “No podemos guiar a los demás para que entiendan el verdadero significado de la vida; necesitan descubrir solos que algunas partes del árbol suben hacia el cielo, y otras se hunden en la tierra”.

La Biblia, sin embargo, lo resume en forma exquisitamente precisa: «Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte» (Proverbios 16.25). Siempre que salimos de viaje procuramos preparar un plano y estudiar previamente el itinerario a seguir. Después, dando crédito al diseñador del mapa, seguiremos fielmente el recorrido, sabiendo que nos llevará al destino que esperamos.

Sin embargo, nos lanzamos a la vida sin mapa, plano, ni guía de ninguna especie, y ¿todavía nos extraña que nos equivoquemos de camino y vayamos dando “bandazos” de acá para allá a lo largo de los años? ¿Qué camino ha escogido usted transitar? ¿Lleva mapa? Le diré que hay un Camino trazado por el mejor “ingeniero de caminos” que existe y ha sido plasmado en una guía con un mapa totalmente fidedigno. El Camino es JESUCRISTO y el mapa-guía es la Biblia. Puede usted consultarlo o no. De su decisión dependerá su destino.

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