Una buena comida
Como casi siempre me resulta chocante lo que escribe el compañero (sólo de medio) Salvador Jiménez, me gustaría proponerle que evitara los agobios, cuando le sea posible, al menos.
Ya tiene valor ir a comer con alguien que le va a dar un mal rato, que le va a forzar a comer más derecho que un palo y con más miramientos que si fuera a repetir la sagrada comunión a los casi treinta años. No creo sea necesario pasar un mal día si lo puedes evitar, no se trata de ascender a una filosofía hedonista y olvidar cualquier atadura formal, pero entregarse a una mala comida con alguien escrutador no tiene sentido…. a no ser que te invite a gambas cabezonas. Yo le puedo hablar de mi experiencia en cuanto a las comidas, que busco sean agradables. No hay como agrupar a una escogida selección de amigos y juntarlos a comer una vez a la semana, los viernes, por ejemplo.
Mantener la convocatoria durante meses, incluso años, a fecha fija: todos los viernes a las 14 PM., excepto Viernes de Dolores y Viernes Santo, acudir a un restaurante elegido previamente y encontrarse con los que allí acudan. Así lo venimos haciendo, como unos 12 años, un grupo de amigos y nos va muy bien, apenas discutimos, nos reímos un montón y hablamos sin parar durante dos o tres horas, hasta la hora de volver al trabajo unos y echarse la siesta otros. Como ves, compañero (sólo de medio) somos de distinta extracción social y de diversa capacidad económica, pero somos un grupo de aguileños (bueno, hay uno francés ) que optamos por echar un buen rato comiendo en un buen restaurante (uno que hay en la calle Blas Rosique…..y que no es chino), aunque ello nos cueste una pasta.
Siempre hay una mesa reservada los viernes a las 2 de la tarde, aunque vayamos 3-4 u 8-10, casi nunca decidimos lo que comemos porque no nos da tiempo a ver la carta, el maitre (para los amigos, el medio-maitre) elige por nosotros y últimamente ejercemos de “catadores“ de las nuevas experiencias culinarias de su excelente cocina. La admisión de nuevos comensales la tenemos muy rigurosa y, aunque pueda parecer machista, no se admiten mujeres (a no ser que se trate de la hijas adolescentes de algún componente numerario; porque, eso sí, tenemos categorías, según antigüedad, como la de socio fundador, socio numerario y socio morralla).
El grupo así formado se llama “ C.A.F.E. “ (colectivo de aguileños por un futuro esperanzador) . No hay miradas cortantes entre nosotros aunque se diga algún disparate, que no suele ser habitual (….).
Alguna vez hicimos el experimento de invitar a algunos políticos, pero visto lo visto, declinamos continuar con semejante innovación. Sin más detalle. Aunque nos divertimos mucho con Miguel Navarro, alcalde de Lorca.
Políticamente también somos cada uno de su padre, con predominancia de la derecha, excepto buenos ejemplos de la izquierda, socialista por supuesto, local. Pero ello no nos provoca más que grandes discrepancias en el debate de cada semana, que casi siempre concluyen sin llegar a las manos. Las maneras en cada comida de viernes son las que nuestra educación personal nos ha dado a cada uno, sin rigores de espaldas rectas ni otras zarandajas, aunque nos reímos mucho del amigo Antonio cuando se come las gambas con cuchillo y tenedor.
Otra cosa, las onomásticas se celebran con invitación a comer al resto del grupo, así como las nuevas incorporaciones, cuando han pasado todos los filtros. Los días de celebración bebemos Moet Chandon, que no es un perfume como creía uno del grupo y alguno nos fumamos un buen puro. Nos preocupan tan poco las maneras que sólo evitamos eructar, pero hay un socio fundador que siempre se cuelga una “ medalla ” comiendo ensalada y del que no por ello renegamos. El único problema es que viajamos mucho y no siempre asistimos el cuadro completo.