Aparcamiento

Con la llegada del verano se llena el pueblo de forasteros y que conste que a mi me parece muy bien pese a que uno de mis principales problemas, y creo que de muchos aguileños más, crece casi en la misma medida en la que estos nos visitan.

Se trata del aparcamiento o, por decirlo de una forma más clara y correcta, de la falta de aparcamiento.
Me puedo tirar una hora, y no es una exageración, dando vueltas y no hay manera, algo que se agrava aún más cuando por una obra deciden cortar una calle en hora punta y encima sin prisas. Que, oye, si no tienes aire acondicionado pues es como si estuvieras en la sauna del spa y sin gastarte un céntimo.

Y es que lo que no está ocupado, es zona de carga y descarga o paso de peatones. Que por cierto, cualquiera se atreve a pisar aunque sea un milímetro con la rueda del coche que a los cinco minutos ya tienes la multa puesta. Cosa curiosa, pues en invierno eso no pasa, que aquí las multas por aparcamiento solo son cosas de verano.

Antes de acabar otra cosa, en esto del aparcamiento también esta la típica vecina lista que coloca en la puerta de su casa la silla para que cuando llegue su niño se encuentre la plaza reservada.

Pablo Pérez

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