Puñetera justicia
Seguimos , algunos, muy descontentos con nuestra justicia, en minúscula, que tampoco es cuestión de tratarla con mayúsculas, que, por el momento, no se lo merece. Desde luego siempre hablando de quienes la redactan y quienes la aplican.
Unos porque no consiguen acompasarse al paso del ciudadano y otros porque mantienen criterios poco alejados de la misma realidad.
Los políticos que redactaron las leyes que ahora se han de hacer cumplir fallaron en muchas de ellas, los criterios empleados no son del gusto de la mayoría.
Desafortunadamente sí lo son del de algunas minorías, las de los que ven allanado su camino para delinquir una y mil veces y pueden salir a la calle más pronto que tarde.
Seguramente la intención inicial fue la de defender al ciudadano honrado del ataque de los ladrones, asesinos, etc. que siempre han existido y existirán. Hasta ahí, bien. De teoría vamos bien. Pero empezaron a fallar cuando atribuyeron beneficios y ventajas legales a los delincuentes que demuestran una gran capacidad de recaer en el delito.
Esos que se mueven en el filo de la navaja son los que tienen más libertad. Más que el ciudadano que, en ciertas zonas de España, anda bastante acojonado cuando sale por la calle y más aún cuando se encierra en su casa para pasar la noche. Y si se defiende, posiblemente tenga que dar más explicaciones que el chorizo que le ha tenido atado y soltándole estopa mientras le desvalijaba, en el mejor de los casos. Hay algunos errores de redacción evidentemente perjudiciales más para los buenos que para los malos.
Y eso es debido a los políticos que redactaron el primer código penal, y que los que han reescrito el segundo no han sabido mejorar. Nada más lejos.
Pero cuando un texto legal no abarca todas las posibilidades del planteamiento del delito, entonces son los jueces los que interpretan el espíritu de la ley en el sentido más lógico , que no suele ser el sentido más común, el mismo que pensamos la mayoría de los ciudadanos ; muchas veces llega a ser el contrapuesto.
No mejora la situación la aplicación del sistema del jurado popular ( el de las películas americanas ) , que ha recolectado fallos muy gordos y que ahora parece castigado por inepto, directamente.
No sé que pensará un juez que deja libre a un chorizo una y otra vez y luego lo ve en la tele detenido finalmente después de haberla hecho aún más gorda que antes. ¿ Nadie le pide responsabilidades al juez que deja en la calle a un elemento detenido cien veces?.
Quizás la policía podía hacer entrar en razón a un juez blandito de esos que parecen abundar, dejando el chorizo suelto en los alrededores de la casa del sr. Juez.
Hay veces que uno sólo aprende a pescozones.
Y no se trata de que la masa, los ciudadanos deseen / deseemos que vuelva la pena de muerte, ni el linchamiento popular, no ; creo que la mayoría de los ciudadanos queremos algo tan sencillo como que alguien detenga a un tío que nos agrede, que otro alguien lo escarmiente durante un tiempo y que , a ser posible, salga reformado.
Y si no es de este país, que lo escarmienten en su tierra, joder.