El niño asesinado ayer en un campo de fútbol de Toledo recibió al menos 11 puñaladas

Sigue la búsqueda del encapuchado que apuñaló al niño de 11 años en Mocejón con apoyo aéreo y una unidad subacuática

La localidad de Mocejón (Toledo), de unos 5.000 habitantes, ha amanecido este lunes consternada por el terrible suceso que se produjo en la mañana de ayer. Un hombre con la cara cubierta apuñalaba hasta la muerte a Mateo, un niño de once años que jugaba al fútbol con otros amigos suyos en el polideportivo del pueblo. Después, el agresor huyó supuestamente en un Ford Mondeo viejo y de color gris que está siendo buscado por la Guardia Civil y la Policía Nacional para intentar esclarecer el terrible crimen.

La persona titular del Juzgado Número 3 de Toledo, en funciones de guardia, ha decretado el secreto de sumario y apenas se conocen datos sobre la investigación que se está llevando a cabo. Se sabe que todo ocurrió sobre las 09.50h de la mañana de una calurosa mañana de agosto. Mateo se encontraba jugando al fútbol en el polideportivo Ángel Tardío junto a dos amigos, como un día cualquiera de verano. Según los vecinos, al recinto se podía acceder también a través de una parte de la verja rota. Un dato relevante puesto que se deduce que el asesino no habría accedido por la puerta principal del polideportivo, sino por esta zona escondida. De ahí que el agresor pudiera conocer el lugar y se trate de algún vecino de la zona.

Según los testigos, el hombre se acercó primero a un grupo de jóvenes de unos 15 años. Éstos lograron zafarse y, después, cargó rápidamente contra los tres niños, más pequeños, y asestó a Mateo hasta once puñaladas, tres de ellas en el torax. Por las declaraciones de los presentes se deduce que el crimen fue aleatorio y que el asesino no pretendía matar concretamente a este menor de once años, sino hacer el mayor daño posible. Mateo cayó herido de muerte en la banda del campo de fútbol y, aunque se intentó salvar su vida, resultó imposible.

La familia cree que fue «premeditado»

La familia del menor está convencida de que el ataque era «premeditado» y que el agresor conocía perfectamente la zona, ya que entró por la parte trasera del recinto polideportivo por un agujero que había en la valla. También ha relatado que el encapuchado que acabó con la vida de Mateo intentó a agredir a un grupo de jóvenes que estaban en las pistas deportivas, pero lograron escapar.

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