Comienza una nueva campaña rodeada de pesimismo

Las plantaciones de tomate en malla, que comenzaron en junio, se han reducido en un 15%

Carrera

Los agricultores afrontan una campaña clave, ya que si es negativa no podrán hacer frente a las deudas contraidas hasta la fecha.
El pasado mes de junio los agricultores comenzaban a desarrollar las plantaciones de tomate sobre superficie de malla, mientras que a finales de este mes comenzarán a hacer lo propio bajo invernadero.
En este sentido, y pese a que las plantaciones se han reducido en un 15%, lo que puede llevar a pensar que al existir menos producción el precio pueda ser algo más elevado que en los últimos tiempos, los agricultores locales se muestran bastante pesimista en lo que respecta a una posible recuperación de un sector en crisis y bastante afectado por pérdidas que se arrastran de campañas anteriores.
Asimismo, y ese es un dato muy significativo para muchos de los trabajadores agrícolas de Águilas, “el hecho de que actualmente el precio del tomate esté en torno a los 0,30 céntimos en los primeros cortes de las alhóndigas es algo sorprendente si tenemos en cuenta que actualmente se está vendiendo la cosecha de mayo y junio que es bastante pequeña, y además es un indicativo de que si con tan poca producción los precios no se han recuperado difícilmente lo harán cuando exista más producto”.
Además, y este es otro elemento que esta minando, si cabe aún más, al sector que ha sido durante muchos años el sustento de la economía aguileña, la competencia de terceros países continúa siendo feroz, ya no solo porque cada vez disminuya más la venta del producto en el exterior sino porque de forma simultánea crecen las compras.
En este sentido, las importaciones procedentes de Marruecos aumentan de forma alarmante en la Región, creciendo hasta en un 350 por ciento en los últimos años, al haber decidido muchas empresas de la Región instalar sus factoría en un país en el que el coste de la mano de obra es muy inferior.

El problema del precio

Pese a que el sector agrícola ha tenido que hacer frente en los últimos tiempos a un gran número de problemas tales como la escasez de agua, el alto coste de la desalación o las plagas y pérdidas de cosechas, el precio continúa siendo el mayor de los males de este sector.
En este sentido los representantes agrícolas de la localidad coinciden en señalar que, si bien cuando se produce un ligero incremento del precio de venta esta supone un “alivio” para el agricultor, para nada supone una recuperación.
En este sentido, señalan desde Asaja, una de las quejas principales es la inexistencia de una ley de márgenes comerciales, “consideramos injusto que el dinero se quede siempre por el camino y que mientras que el agricultor vende, en ocasiones, por debajo del coste de producción el consumidor final continúe pagando un precio final elevadísimo”.
Se trata, en definitiva, de una situación agónica que está llevando a un gran número de agricultores a abandonar el sector, cambiando la tierra por otras actividades con más beneficios, y cuyas expectativas, según declaran los agricultores, “no se presentan muy alentadoras de cara al futuro”.

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