«La prensa rosa no es para tomársela en serio, tienes que reírte de ella»

Su sempiterna sonrisa y simpatía sin límites son su mejor carta de presentación. Pero no es todo. Antonio Sánchez Casado es de trato amable y cercano, una de esas personas con las que te sientas a conversar y parece que conocieses de toda la vida. Es transparente y muy locuaz, tal y como le vemos en televisión. Nació y creció en Madrid, pero toda su familia vive en Águilas, de la que –confiesa– echa de menos su mar y fabuloso clima. Aterrizó en la televisión “por casualidad”, y aunque al principio no veía suyo ese mundillo, más tarde encajó en él a la perfección. Su otra faceta, la artística, menos conocida, le apasiona, igualmente. Licenciado en Historia del Arte, trabajó durante años en el Museo del Prado y llegó incluso a publicar un libro: El Kitsch español.



¿Qué queda de aquel jovencito al que todos recordamos en el programa Qué Me Dices?

Yo creo que todo, porque han pasado trece años y parece que fue ayer. Todavía mucha gente me recuerda por todas estas cosas y a mí me hace mucha ilusión que aún se me recuerde con tanta firmeza.

Actualmente está en Telecinco, de colaborador en el programa de Ana Rosa, ¿qué tal es Ana Rosa Quintana como jefa?
Como jefa es fantástica. La verdad es que trabajamos con muy buen ambiente entre todos, como si se tratase de una reunión de amigos. Llegamos a televisión, nos reunimos antes del inicio del programa y una vez que empieza, te sueltas y comienzas a hablar. Somos gente con experiencia y como hay buen rollo sale todo bien.

¿Cómo es su día a día?
Bastante relajadito. Son ya 25 años en la televisión y todo es más fácil. Me dedico a preparar mis temas y me gusta bastante. Suelo lenvantarme alrededor de las 8:00, por la mañana trabajo en televisión y por las tardes me dedico a lo que más me gusta, que es la historia del arte. Yo soy especialista en mueble clásico. Trabajé muchos años en el Museo del Prado. Esa es otra faceta de mi vida, la menos pública.

¿Y cómo se inició en este mundillo?

Trabajando en el Museo del Prado, a raíz de un libro que publiqué El Kitsch español, me hicieron una serie de entrevistas y en una ocasión me pidieron que volviese todas las semanas. Yo les decía que aquel no era mi mundo, pero me fui metiendo poco a poco y me instalé en él.

¿Se arrepiente?
En absoluto. Pienso que en la vida no hay que arrepentirse de nada, hay que tirar para adelante, y si te gusta más otra cosa ir hacia ello. El que no se dedica a lo que le gusta es tonto.

¿Y por qué eligió la prensa rosa?

En realidad fue una casualidad porque verdaderamente empecé en Madrid haciendo un programa sobre el kitsch, Después estuve en Telecinco en el programa Este país necesita un repaso, donde realizada toda la parte de vídeos, al estilo El Infomal, o Caiga Quien Caiga. Era el primer programa de ese estilo, allá por el año 92, en el que reírte de un político todavía era visto como algo muy serio. Luego contacté con el Qué Me Dices! y entré en el programa. La verdad es que el mundo del corazón siempre me llamó la atención. En aquella época la gente se tomaba muy en serio el mundo del corazón y precisamente comenzamos a hacer este programa toda la gente que como yo nos hacía mucha gracia este mundillo y nos lo tomábamos a risa. Esto hizo que se le diera un giro, que es lo que ha hecho triunfar y hacerlo más llevadero, porque el mundo del corazón no te lo puedes tomar en serio, tienes que reírte de él.
En la actualidad, la prensa de corazón está un poco de capa caída
Claro, desde que me fui yo… (risas). Desde que estoy con Ana Rosa, no hago corazón, sólo realities.
Pero se le compara, constantemente, con la telebasura
Al periodismo rosa siempre se le ha considerado menor. Pero hay muchos tipos de periodismo, el deportivo, el informativo, y no creo que no sean ni mayor ni menor. Cualquier trabajo, si lo haces bien, es un buen trabajo y decir que es mayor o menor no sé… pero también se miente en política, en corazón… Lo importante es contar tu verdad.

Proyectos de futuro…
Pienso en dar un giro a mi vida. Llevo cuatro años colaborando en los realities y he pensado desde irme a la isla de los famosos o dedicarme más a fondo en el arte. Son muchos años en la televisión y llega una edad en la que piensas en estar más tranquilo. Pero no lo sé. Mi vida hasta ahora ha sido como el mar, me he dejado llevar y hasta ahora me han llevado siempre por buenas aguas. La cuestión es poner el timón bien enfocado.

“Me he planteado dejar Madrid y venirme aquí a vivir”

Su ciudad natal, en la que actualmente reside es Madrid, pero parte de su infancia la pasó en Águilas, donde vive la mayoría de su familia y a la que se escapa cada vez que encuentra ocasión. De ella le apasiona su mar, su gente y su clima y no descarta, añade, abandonar temporalmente la capital para pasar una temporada en esta cálida tierra, alejado del estrés y bullicio diarios. De Águilas conserva buenos recuerdos que saca a la luz a lo largo de la entrevista. Así, rememora momentos de su infancia como cuando estando en la casa de su abuela, aledaña al mercado de la Plaza de Abastos, se sentaba con sus amigos en la puerta y “veía pasar a los pescadores con los peces espada recién pescados y esos enormes carros en los que los portaban”. “El mercado era el centro del pueblo y ya desde muy temprano la actividad no cesaba”, recuerda.
Otra costumbre que echa de menos, y que aún se conserva, es la de salir a la puerta de casa a “tomar el fresco”. “Más de una vez teníamos que levantarnos de la silla y dejar pasar a los pocos coches que por aquel entonces había en el pueblo”, relata entre risas. Una risa que se torna en nostalgia, al recordar aquellos momentos, rodeado de sus primos y abuelos. “Son costumbres que acaban perdiéndose con la evolución y crecimiento de los pueblos, aunque es cierto que las raíces se mantienen siempre”, concluye.

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