La intermitencia

Hace un par de semanas tuve el gusto de dar una vuelta por Asturias.
Es una tierra, de las del norte, especialmente bella y con gentes harto agradables, de los que tenemos algunos representantes en Águilas.
La cuestión que me lleva ahora no es la tierra ni las provincias que tenemos entre Aguilas y Oviedo, sino los usuarios de sus carreteras, de los que me quejo tan amarga como inútilmente, como se podrá apreciar. Por desgracia.
Resulta que en los 2500 kilómetros que me chupé pude observar o mejor, ratificar lo que ya había comprobado fehacientemente : que la peña no usa los puñeteros intermitentes para nada. En toda España, desde Murcia hasta Cantabria y desde Valencia hasta Galicia. De las provincias vascongadas no se nada.
Ya se da en carreteras clásicas, pero especialmente en autovías y autopistas, los conductores han declinado hacer uso de la posibilidad que se les ofrece de hacer uso del intermitente.
Imagino que algunos de esos burros ( ya se me ha escapado , mira que…..) pensará que así ahorra batería o evita tener que cambiar las bombillas por un uso excesivo.
El caso es que cuando uno de estos mangantes desea hacer un adelantamiento pasando al carril izquierdo o se propone salir de su carril por el motivo que sea no considera necesario informar al resto de la peña de semejante maniobra, sea la misma peligrosa o no. El caso es que cuando circulas detrás de un elemento de los mencionados vas vendido porque nunca sabes lo que te va a hacer. Si vas a adelantar y al de delante también se le ocurre, pero se ahorra informarte de ello, lo más posible es que el chorizo se te ponga en el morro sin previo aviso. También es propio que se vaya a su carril derecho sin avisar ni a dios ni a su señora madre.
Así, en una muestra de 2500 kms. y de varias provincias y comunidades autónomas, es fácil observar que ni un 10 % de los conductores hacen uso del intermitente.
No es cuestión de caracteres provinciales ni de apatía en la conducción; es cuestión de saltarse las normas porque sí, que debe ser un aliciente para algunos.
La cuestión que me preocupa es si hacemos el ridículo más espantoso los que todavía utilizamos los intermitentes para todas las funciones para los que están puestos en los puñeteros coches. Leches ya. Me da la sensación que se nos queda a todos la misma cara de tontos cuando no dejamos de emplear los mismos una y otra vez, insistiendo compulsivamente en informar al prójimo de toda maniobra que vamos a iniciar, por pequeña que la misma sea. Leches ya.
Vamos a ver, señores conductores irresponsables: cuando empleamos una y otra vez, de modo impenitente el puñetero sistemático, no es para divertirnos, noooooo ! , que es para informar al resto de conductores de lo que pretendemos.
Que no se gasta la batería, chipichandas.

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