La elevada temperatura del Mediterráneo contribuye a que las tormentas puedan ser más severas

Se acaba un verano que ha sido extremadamente cálido, el segundo más cálido de los últimos 63 años, solo por detrás del verano del año pasado. Y nos espera un otoño con temperaturas más elevadas de lo que corresponde y también más lluvias de las habituales.Este podría ser el el balance del verano que ha ofrecido el delegado de AEMET en la región, Juan Esteban Palenzuela, a unos días de la entrada oficial del otoño.

Hay que tener en cuenta que el mar caliente aporta más humedad, y el viento de Levante con mayor humedad es el combustible que necesitan las tormentas para generar lluvias y granizo.

El agua del mar más caliente vendría a sumar para que estos episodios dispongan de mas combustible y a su vez tengan mas severidad, en términos de precipitaciones de carácter intenso y granizo gordo.

Y es que, según ha explicado en rueda de prensa el delegado territorial de Aemet, Juan Esteban Palenzuela, en rueda de prensa la temperatura superficial de las aguas que rodean al conjunto de España, en este periodo de enero-agosto, desde el comienzo de la década de los años 40, «la tendencia es claramente al aumento, y especialmente a partir de la década de los años 90, donde ya predomina los valores entre cálidos y muy cálidos».

Este año ha alcanzado los 19,5º de temperatura media en el conjunto de las aguas superficiales que rodean la Península, lo que, a su juicio, «tiene una influencia clara en las condiciones meteorológicas».

Y es que, explica, «por un lado aumenta la evaporación y, por tanto, el contenido de vapor de agua en la atmósfera, lo que hace que la humedad relativa sea mayor».

La humedad relativa en el observatorio de Murcia en este trimestre (junio, julio y agosto) ha alcanzado el valor más alto desde 1984, lo que quiere decir que «ha habido más evaporación, porque la temperatura del agua del mar, en este caso el Mediterráneo, está más cálida de lo que ha estado otros años».

De forma que, ha advertido, «al haber más vapor de agua, lógicamente, la atmósfera tiene más gasolina, pero si tiene más gasolina, los fenómenos atmosféricos relacionados con la precipitación son más explosivos».

«Es decir, explica, las precipitaciones son más intensas, los fenómenos como granizo y la inestabilidad debido a las cantidades de energía que se desprenden cuando se producen los cambios de fase, el vapor pasa a líquido, desprende calor, el líquido se congela, desprende calor, todo ese calor que se desprende es energía y esa energía en la atmósfera da lugar a situaciones más explosivas».

Otra segunda derivada son las noches tropicales y las tórridas, ya que, ha señalado, «cuando el mar está muy caliente, no se produce ese efecto de refrigeración nocturna; las noches son muy calurosas e insoportables, debido a esa temperatura del agua del mar tan alta, porque eso, en definitiva, afecta al régimen de brisas tierra-mar, mar-tierra».

 

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