“No dejéis de querernos”, me dijo una catalana
Por MANUEL MORALES GARCÍA, ESCRITOR
No suelo hablar de política, soy más de personas que de ideas, y personas válidas y estupendas las hay en todas las ideologías. Pero esta frase que una catalana con la que mantenemos una relación profesional, puso el domingo en nuestro grupo de trabajo de whatsapp me llamó la atención. Lo hizo con motivo de la manifestación constitucionalista que se celebró el pasado domingo en Barcelona, y nos decía que no todos los catalanes “se han vuelto locos”. Además de esta chica, tengo otros amigos catalanes, incluso familia que vive toda la vida allí y que se sienten como unos catalanes más. Todas las ideas son lícitas y perfectamente respetables, hasta las independentistas. Sin embargo, cuando se pierden las formas, cuando se recurre a la violencia, se pierden todas las razones. Es triste que una panda de descerebrados, dirigidos, auspiciados y jaleados por las instituciones catalanas de las que se ha apoderado el independentismo para secuestrar a al menos la mitad de la población, esté poniendo en peligro la paz y la convivencia pacífica entre amigos, y lo que es más triste entre familias. Por supuesto no todos los independentistas son violentos, la inmensa mayoría no lo son. Son independentistas de buena fe, a los que les han vendido “la moto” de que una república catalana acabará con todos sus males y vivirán felices para siempre. Y ellos, de buena fe, se lo han creído, sin darse cuenta de que esto es una pantomima que los políticos catalanes se inventaron hace tiempo para vivir, y vivir bien, sin importarles y sin sonrojarse lo más mínimo en tergiversar la historia en beneficio de sus intereses.
Hay mucha gente en Cataluña que está viviendo un auténtico calvario, sufrimiento diario y señalamiento al más puro estilo fascista. Por todos ellos, por todos los catalanes de bien, para que sepan que no están solos, y por ti amiga, que sepas que os queremos.