LA GRIPE EN EDAD INFANTIL
UN ARTÍCULO DEL DR. EMILIO MIGUEL SÁNCHEZ CAMPILLO – PEDIATRA
La gripe es una infección vírica que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente, siendo los niños pequeños principales transmisores del virus. Éste se transmite a través de pequeñas partículas que el enfermo expulsa al toser, hablar o estornudar, por las manos o a través de objetos que hayan sido contaminados con el virus. Las guarderías son un foco importante de infección, ya que los niños comparten juguetes que van de mano en mano y de boca en boca. Una de las medidas de prevención es evitar llevar a su hijo si está enfermo de gripe a la guardería para no contagiar a sus compañeros.
Aunque sus síntomas son fáciles de tratar, hay que tener especial cuidado con los más pequeños pues tienen mayor riesgo de desencadenar complicaciones como una infección de oído, bronquitis o neumonía, lo cual sería motivo de visita al pediatra, el cual decidirá el mejor tratamiento.
Síntomas de la gripe
Fiebre alta. Dolor de cabeza.Tos y mocos (al principio tos seca que va evolucionando hasta tos productiva. En algunas ocasiones pitidos al respirar (sibilancias). Malestar general. Dolor muscular. A veces dolor abdominal. Pérdida del apetito e irritabilidad.
Tratamiento
La gripe, al ser un virus, no tiene tratamiento, pero si se pueden aliviar los síntomas hasta que remita por si sola. El pediatra le mandará antitérmicos en el caso de la fiebre alta, para lo demás reposo, mimos y liquido.
En ninguno de los casos se debe administrar antibióticos ya que al ser un virus no sirve de nada.
Los síntomas suelen desaparecer a la semana, aunque la tos y los mocos pueden persistir durante algunos días mas.
Vacunación
La Asociación Española de Pediatría viene durante años insistiendo en que esta vacuna debería incluirse en todos los calendarios para niños sanos mayores de seis meses (no esta recomendada para bebés menores de 6 meses).
Se recomienda administrarla sistemáticamente a todos los niños que tengan enfermedades de base (oncológicas, respiratorias, cardiacas, metabólicas, renales, asma, etc), aunque tiene el inconveniente de que el virus sufre frecuentemente mutaciones, con lo que hay que readaptar la vacuna cada año para conseguir una mayor eficacia.