El comercio en Águilas
El comercio aguileño viene siendo cada vez más operativo; quiero decir que se va a adaptando cada vez mejor a las necesidades de los consumidores, tanto a los propios como a los que nos visitan, sea en forma de inmigrantes o de turistas residentes.
No es éste un canto de sirena sino una realidad contrastada con muchos establecimientos y sobre todo con muchos usuarios.
Cada día aumenta la oferta de producto específico, de comercio especializado, que no es sólo el sector de las inmobiliarias el que crece.
La oferta que se puede encontrar en esta localidad es del nivel de una pequeña capital de provincia, como se puede comprobar a poco que se viaje por España.
La oferta de grandes productos, como coches, barcos o muebles también está ampliamente resuelta con establecimientos ya muy asentados en la ciudad.
Aprovecho para hacer patente la profesionalidad del comercio aguileño, no dicho graciosamente sino por evidencias de los que lo usan a diario.
El índice de queja del consumidor hacia el comercio aguileño es extraordinariamente bajo.
Como representante del comercio en la Junta Arbitral de Consumo, puedo certificar que las reclamaciones que llegan a un nivel superior a la OMIC desde Águilas son del orden de 6 a 8 al año.
Lo cual es un nivel de queja muy bajo con respecto al consumidor frente al comercio local, lo que, comparado con otras localidades, que prefiero no nombrar, supone un índice de reclamación bajísimo, lo que nos lleva a poder declarar que el comercio se está portando muy, muy bien con el consumidor.
En este pueblo, en el que todos nos conocemos, aún, tanto el profesional como el usuario se respetan y unos tratan de atender al cliente en todos sus extremos y otros muestran su satisfacción por ello siendo fieles al comercio que mejor les trata.
Fin último del comercio es fidelizar al cliente y ello no se hace sino por el compromiso de calidad y servicio con él.
Incluso nuestro Ayuntamiento, la institución que nos representa, ha tenido el buen gusto ( al menos en los últimos años ) de acercarse al comercio de su localidad para realizar equipamientos importantes en los edificios municipales, previa demostración de que se proponen mismos productos, misma calidad a menor precio; que con dinero público no se juega , si no es en Cataluña.
De este modo, se hace patente la prioridad del aguileño hacia su comercio, con lo que hacemos la recirculación de la economía local que revierta en esta ciudad, evitando salidas masivas de flujos económicos hacia el exterior y manteniendo la capacidad de generar trabajo y contrataciones de mano de obra entre los aguileños.