Musulmanes, cristianos y judíos revivieron ayer la historia medieval de Lorca

Tras suspenderse el sábado pasado por las condiciones climatológicas, ayer se llevó a cabo en el Gran Desfile-Parada, que hace un guiño a la historia medieval de la Ciudad del Sol entre los años 713 y 1488, a aquellos personajes que marcaron un antes y un después en el devenir de la ciudad.

El Desfile brilló en todo su esplendor en la Avenida, donde se colocaron sillas gratuitas para los lorquinos y visitantes, que disfrutaron con esta original recreación donde tomaron parte grupos de Musulmanes, cristianos y judíos, que vieron reducidos sus integrantes. La razón no es otra, al cambiar el día, todos aquellos que estudian o trabajan fuera de Lorca no pudieron participar, al ser fiesta solo en nuestro municipio.
En este sentido, y ante la disminución en el número de integrantes, también se modificó el recorrido. Arrancó en el Óvalo de Santa Paula, pero no concluirá –como estaba previsto- en el Palacete de Huerto Ruano. Al llegar a la confluencia con Musso Valiente continuó hasta Plaza de España. Las carrozas sí se quedaron en Juan Carlos I.

Lo que si se pudo ver fueron las ocas, que hicieron las delicias de los pequeños, así como los numerosos estrenos que este año ha presentado la Federación San Clemente.
Espectáculos de fuego, lucha armada y cuatro carrozas rememoraron el citado pasado medieval, aunque también hubo que destacar el buen hacer de las agrupaciones musicales de la ciudad, que participaron el el desfile.

Nueva tiara pontifical

El el desfile también se pudo ver la nueva «Tiara del Sol», donada al Patrón San Clemente por su Camarera, Soledad del Alcázar y está cincelada a mano sobre plata y metales blancos bañados en oro de 24 quilates e incorpora piedras semipreciosas y cuarzo. Destacar que ha sido diseñada por David Torres del Alcázar y realizada por el orfebre valenciano Samuel Díaz Carpena, reproduce la corona de Isabel la Católica en cada una de las tres piezas que conforman la tiara. Remata la tiara un sol flamígero, símbolo de la ciudad, sobre el que se erige un orbe de jaspe carmesí coronado por una cruz de cristal”.
Desde la Federación San Clemente quisieron destacar en su presentación que “con esta tiara se da continuidad a la tradición de las coronas papales en alusión a la condición de Papa que ostenta el protector de la ciudad, tercer sucesor de Pedro”.

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